jueves, octubre 24, 2013



Mucho se habla de los complejos, las personas de la calle sin formación en psicología poseen una idea bastante realista de lo que es un complejo: un área de la vida de una persona donde, por algún motivo no funciona bien, ya que las emociones intensas que se ponen en juego le impiden tener algún control de lo que hace.

Difícilmente alguien que no sea psicólogo pueda dar una definición tan precisa, pero sí pueden tener la idea que acabo de expresar. Una persona puede funcionar muy bien en muchas áreas de su vida, pero en algunas algo ocurre, emociones intensas lo abordan y ya no puede funcionar. Por sobre todo, no puede pensar. Si la emoción te controla, el aparato para pensar deja de funcionar.

Imaginen el siguiente caso: una mujer vive en una ciudad del interior del país, una localidad con pocos habitantes y con una cultura muy religiosa. De lo sexual prácticamente no se habla. Un hombre posiblemente tenga mayores recursos para investigar y explorar lo sexual, pero una mujer en un medio así, no. Fácilmente desarrollará problemas en esta área debido a que no tiene cómo informarse y como experimentar para aprender. Tal vez se enamore de algún chico, pero desarrollará un enorme temor ante sus avances sexuales. Estoy hablando de un caso real, esa mujer hoy pasa los 40 años, ha tenido una hija, y no deja de contar que el marido la violó el día de bodas. Al día de hoy esta mujer es incapaz de hablar del sexo, no puede escuchar nada que esté asociado al mismo. Pero le gustaría tener pareja, ya que el marido se cansó de ella y la abandonó hace mucho tiempo. Busca pareja, pero difícilmente algún hombre se interese en ella con sus reacciones ante lo sexual. Dice tener deseos como toda mujer, pero cree en el amor puro, espiritual, y cree que el sexo debe ser practicado en la clásica posición hombre sobre mujer y sin nada raro o chancho.

Muchas mujeres así se encuentran aún hoy en el mundo, no tantas como pudo haber habido 100 años atrás. Esta mujer tiene una idea caricaturesca de la sexualidad. No hay forma de hacerle ver que la sexualidad es otra cosa. Si no es posible conversar del tema, no hay forma de que pueda corregir sus errores. Se aferra a una concepción rígida y no quiere pensar ni hablar sobre ella. Esto ha traído problemas de salud, contracturas musculares muy fuertes que a veces la dejan casi paralizada. Estas contracturas se ven en personas que reprimen su sexualidad.

Un complejo, entonces, se da en esta mujer en el área de la sexualidad. Para actuar en el mundo debemos ser capaces de representarlo, de crear representaciones lo más precisas posibles. Las representaciones que esta mujer se crea acerca de la sexualidad son una caricatura. Verán que cada vez que alguien exprese un complejo en algún área de su vida, las representaciones que cree serán caricaturescas. El motivo es que no le funciona el aparato para pensar, no puede pensar con claridad porque las emociones tan intensas que se liberan no lo permiten.

La idea que el vulgo se forma de la terapia es que los terapeutas confrontan a los pacientes en estos complejos, hacen que hablen acerca de ellos para que poco a poco pierdan el miedo. Es cierto, es lo que se hace, no sólo para que pierdan el miedo sino para que puedan simbolizar correctamente estas experiencias y crear representaciones de mayor calidad.

Una forma de ver la terapia dialógica es esta, donde las personas llegan con áreas de su vida dominadas por grandes complejos, estas áreas están mal representadas, digamos que en estas el paciente vive como en un mundo de caricaturas. A través del diálogo el paciente aprende a construir representaciones de mayor calidad que le permiten actuar sin tanto miedo y sin tantas expectativas catastróficas.

Cuesta mucho hablar de lo que no se quiere hablar, más aún de lo que no se puede hablar. Así que el terapeuta sostendrá el diálogo con estos pacientes en sus complejos para que puedan pensarlos y expresar lo que sienten, al hacerlo crearán representaciones más precisas y realistas, y madurarán, claro.

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