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Cuaderno registra mi pensamiento en torno a temáticas de diverso género, pero fundamentalmente en torno a la filosofía, el arte, la cultura y la psicología, aunque, como dijo alguna vez un gran filósofo "nada de lo humano me es ajeno"

martes, octubre 19, 2021



La psicología del comportamiento resulta tremendamente eficaz en el tratamiento de muchos trastornos del comportamiento. Sí, he sido un poco redundante, pero lo que pretendo expresar se entenderá mejor a partir de una analogía. La medicina se ha vuelto tan compleja que ha debido parcelarse para poder dar cuenta de tanto saber, la forma de hacerlo es a partir de la especialización, hay expertos en lo tocante a la salud bucal, hay expertos en la salud de nuestros ojos, hay expertos en la salud de nuestro corazón, hasta hay expertos en hombros y rodillas. El dentista hace muy bien su trabajo, pero posiblemente no conozca la relación entre la salud bucal y otras partes del organismo como un todo. Me ocurre algo extraño (o no) tanto el café como el té me irrita un poco la vista al tomarlo. Ambos son irritantes para el organismo, por lo que esta reacción no tiene porqué causar extrañeza. Sin embargo, una vez le conté este efecto a un oftalmólogo y me dijo que era imposible que eso ocurriera. Evidentemente ocurría, pero ese especialista no tenía la mínima idea del proceso a través del cual ocurría. Pero eso no quitaba que fuera un excelente oftalmólogo.

Un psicólogo del comportamiento encara un problema psicológico aislando el síntoma, descomponiéndolo en una secuencia encadenada de conductas como respuesta a algún estímulo, y en esta secuencia aisla las conductas que deberá modificar, extinguir o agregar. De seguro que al hacerlo resolverá el problema. Posiblemente sea una de las psicoterapias más efectivas. Pero ¿qué se deja de lado en este enfoque?

Repito, es una terapia muy efectiva y, por sobre todo: rápida.

Sin embargo, hay quien dice que es una forma de terapia deshumanizada debido a que descuida el componente humano-espiritual del problema. Sí, lo hace, es un enfoque que toma a la persona como una organismo-máquina que reacciona a los estímulos. Pero funciona. Watson afirmó una vez que si le daban un niño podía convertirlo en lo que quisiera, ingeniero, médico, carpintero, soldado, etc. Tal vez sea cierto y sí, posiblemente la psicología del comportamiento sea sólo una psicología del aprendizaje y su función sea la de corregir estrategias conductuales erróneas y enseñar nuevas más eficaces.

¿Qué queda fuera de este enfoque? Muchos dirán la mente. Tal vez, pero me gusta ser más preciso en mis análisis, lo que queda fuera de este enfoque es el componente expresivo del síntoma.

Para el conductista está la persona y el entorno, la conducta estará condicionada por el entorno y será resultado de un aprendizaje. Para un conductista el entorno incluye a todo el medio en el que se encuentra la persona sin preocuparse demasiado en diferenciar su composición.

Supongan que se encuentran en una cena con cierta persona, hablarán, comerán, beberán, etc. Existe un comportamiento de relación evidente: hablar uno con el otro. Comer y beber pueden hacerlo solos y, muchos creerán que no habría diferencia constatable entre hacerlo solos o en compañía. Cuando nos encontramos frente a alguien comenzamos a comunicarnos con esa persona. Como bien han dicho los creadores de la terapia sistémica: no puede existir la no-comunicación cuando nos encontramos frente a otra persona. Basta con que dos personas se encuentren en un espacio próximo para que comience la comunicación. Lo pueden notar cuando están solos en el Supermercado examinando unos productos y de repente se acerca otro comprador. No importa que se dirija y hable con ustedes o sólo esté cerca, sus cuerpos se comunicarán expresando alguna molestia, esquivándose, etc.

Bien, volvamos a la cena, cuando nos encontramos con alguien nos comunicamos con todo el cuerpo, no podemos evitarlo, si comemos y bebemos, ambos comportamientos podrán descomponerse en el fin de cada uno y en un componente expresivo. No comeremos de la misma manera solos que con Ana o Pedro. Pero tampoco comeremos de la misma manera frente a Ana o a Pedro, porque el componente expresivo estará determinado por quien tenemos enfrente.

Todo comportamiento posee un componente expresivo y estará definido por aquel a quien se encuentre dirigido, que puede estar presente o no. Puedo estar enojado con Pedro y con ganas de matarlo, estando frente a él expresaré por cada poro de mi cuerpo el enojo, pero estando sólo, puede que también lo esté haciendo y que rompa algo por el enojo.

La psicología del comportamiento no se interesa particularmente por el componente expresivo del comportamiento, aunque sí analizará la cadena de estímulos que me llevó a romper algo descubriendo que Pedro fue el origen de mi enojo.

Por supuesto, una respuesta acorde con el estímulo no demandará una terapia, las respuestas rígidas e inadecuadas son las que llevan a terapia. Un componente de estas terapias que poco se conoce es que, al ser una psicología del aprendizaje, puede que parte de su accionar pase por enseñar formas de enfrentar situaciones por carecer el paciente de estas destrezas, como ocurre con la educación sexual.

Pero queda la pregunta: ¿qué estoy expresando al hacer algo cuando lo que estoy haciendo no tiene la intención consciente de expresar algo? Cuando camino solo por la calle ¿estoy expresando algo? Sin duda, puede que me encuentre expresando todo mi ser y, entre los mensajes que le envío a quienes pasan cerca se encuentre el de “aléjense”.

Las terapias del comportamiento son efectivas, resuelven problemas, y quienes han pasado por estas se encontrarán en mejores condiciones para continuar con el proceso de sus vidas siguiendo tan ignorantes de sí mismos como al llegar a estas.

¿En qué consiste crecer? O ¿qué necesitamos para crecer? Nos encontramos en un mundo con personas capaces de realizar infinidad de tareas pero con un rasgo común: no tienen la mínima idea de hacia dónde van o desean ir. Si le preguntas a alguien qué quiere te responderá que querrá encontrar el amor, tener salud, viajar y comprarse muchas cosas. Claro, esto es lo que quiere todo el mundo, todo el que vive en un mundo de caricaturas. Estas son las personas que expresan lo que suponen que deben expresar y querer. Personas que sólo han aprendido a reaccionar a su medio y que las terapias del comportamiento pueden corregir cuando la reacción no es funcional. Un tonto que llegue a una de estas terapias con un problema será un tonto con el problema resuelto al salir, pero tan tonto como llegó.

Un rasgo que define a quienes viven en mundos de caricatura es el de carecer de voz propia, el grupo habla a través de ellos.

Supongo que ya van captando hacia donde me dirijo: si en lugar de enfocarse una terapia en el componente conductual de un síntoma lo hiciere en el componente expresivo se le daría a la persona la posibilidad de liberar la palabra apresada en el síntoma y, a partir de ésta crecer como persona a través del cultivo de la voz propia. Creando un clima que favorezca la expresión, la persona podrá explorarse y comprenderse mejor e integrar los aspectos fragmentados de su vida en una gestalt con sentido. A través de un espacio que favorezca el diálogo la persona podrá crecer, no sólo solucionar problemas acotados, pero por sobre todo desarrollar la voz propia y, cuando tome una decisión, lo hará con todo su ser, no por imitación a los palurdos que tiene cerca. Sin voz propia, sin criterio propio, sólo queda una opción: imitar a otros.

Las terapias del comportamiento solucionan problemas y son de las mejores para ello, pero no promueven el crecimiento, el desarrollo de la voz propia, el entendimiento.



lunes, octubre 18, 2021



No me canso de decir que el ojo del pintor aprende a ver al pintar. Pero no sólo el del pintor, el de todo artista; da lo mismo pintar con pinceles que hacerlo con palabras. Se trata siempre de construir representaciones. Si dibujo el árbol que está en la esquina y alguien pretende encontrarlo a partir de mi dibujo, difícilmente lo logre. No soy dibujante, jamás me interesó aprender a dibujar o pintar. Pero si hubiera aprendido no sólo habría dibujado un árbol parecido, sino que habría ganado en densidad existencial al hacerlo, gracias a poder darme cuenta de pequeños rasgos del mismo que se me escapan en este momento. (No tanto debido a que he aprendido a pintar con palabras.) Cuando creamos representaciones ganamos en densidad existencial.

Los clásicos de la literatura destacan por su gran densidad existencial, piensen en un Dostoievski. Escribir, pintar, esculpir, todas las artes representativas nos ayudan a ver y nos enriquecen. Las personas que no saben ver se reconocen por un rasgo que las distingue: caen en lugares comunes para cubrir su incapacidad para ver con ojos propios las cosas.

Veamos qué ocurre en una terapia del comportamiento clásica y en una cuyo fin es la comprensión. (No incluyo al psicoanálisis en esta categoría por su orientación hacia el pasado y lo negativo de la vida.) Podemos modificar el comportamiento de las personas, las terapias del comportamiento lo hacen, por ejemplo, podemos reprogramar a una persona para que no emplee un determinado verbo. También podemos reprogramarla para que aumente el empleo de otro. No se me ocurre ahora qué valor terapéutico tenga esta reprogramación, pero puede hacerse sin mucho esfuerzo. Podemos programar a alguien para que diga NO, de seguro que comenzará a usar el NO con mayor frecuencia, hasta cuando no sea necesario, pues cómo dejar de emplear una nueva destreza tan asertiva. No quiero ser malo, las terapias comportamentales funcionan y son eficaces a la hora de resolver muchos problemas, pero no aportan densidad existencial.

Las terapias centradas en la “comprensión” son más lentas, pero aportan otras destrezas. Por sobre todo aporta la capacidad para pensar, y para crear representaciones en torno a las cosas que le importan a los pacientes. Aprenden a ver. De un mundo de caricaturas en el que se encontraban pasan a vivir en un mundo mucho más rico en detalles.

Cada vez que hablo o escribo con respecto a este tema me vienen a la mente los autorretratos de Rembrandt, con la inmensidad de detalles representados en sus obras. Algo similar ocurre en quien pasa por una terapia comprensiva, su mundo se enriquece y se llena de detalles. Por este motivo cuando se interroga a quienes han estado en una de estas terapias por un periodo de tiempo mayor al año acerca de los logros de la misma, muchas veces no son capaces de identificarlos, pero sí pueden decir que su vida ha cambiado, ahora es más rica, mejor.

En las terapias del comportamiento resulta fácil medir la modificación de una conducta, pero el incremento de la densidad existencial no se puede medir tan fácilmente, aunque aprender a expresarse con voz propia puede ser un buen indicativo. Desde fuera, puede que no se hayan producido grandes cambios observables, porque los cambios han sido en su mayoría interiores. En realidad, sí es posible medir los cambios, basta con comparar una descripción acerca de algún aspecto problemático en la existencia del paciente al comienzo de la terapia y por el que consulta y ver otra descripción al final, para notar las diferencias. Llevado al terreno de la pintura sería como comparar una caricatura al comienzo de la terapia con uno de los autorretratos de Rembrandt al final. Bueno, un poco he exagerado, pero la idea se capta a la perfección. La realidad interior, el mundo interior de la persona se hincha en densidad existencial, de comprensión, de posibilidades de gozo y disfrute.

Nos encontramos en una época donde se aprecian los logros externos y fácilmente visibles -la cultura de la apariencia-, y se descuidan, tal vez porque se desconocen, otras dimensiones de la experiencia humana, porque no hay forma de hacer ostentación de estas. Que alguien viva en un mundo más rico no hay forma de determinarlo, exteriormente no hay signos de ello, salvo para quien pueda captarlos. Puede que veamos a dos personas haciendo lo mismo, y creamos que están viviendo lo mismo, pero no es así. Este es el motivo por el que las personas no logran entenderse unas a otras, porque cuando creen hablar de las mismas cosas, no lo están haciendo.

El ejercicio de la expresión permite incrementar la densidad existencial en la vida de las personas. Una vida puede cambiar radicalmente pero no mostrar signos fácilmente medibles en su exterior. De aquí que las llamadas ciencias del espíritu deban someterse a criterios muy distintos a los que se someten ciencias como la física.

Sintetizando: el desarrollo psicológico se correlaciona con una capacidad de elaboración narrativa cada vez más compleja. Correlativamente, mientras mayor sea mi capacidad para diferenciar los detalles de las cosas que se encuentren frente a mí, mayor será mi desarrollo mental y emocional. Crezco al comprender intelectualmente y emocionalmente. Van unidas ambas zonas de nuestro comprender, aunque es cierto que la psicoterapia privilegia el área emocional, ambas áreas se encuentran unidas y al incrementarse una se incrementa la otra.

martes, octubre 12, 2021



Cuando era más joven (ese “más” atenúa la gravedad de la situación real) tenía el hábito de debatir con todos sobre cualquier cosa, pero como la necedad alimentaba a muchos de mis contrincantes tuve que desarrollar un estilo de debate que no cayera en la contra-argumentación infinita, debía ser cortante y el mejor camino para ello era la de caricaturizar la posición del otro. La idea era la de no permitirle a mi oponente escaparse por las ramas. Pero en algún momento descubrí que muchas personas sostenían opiniones muy fuertes sobre cosas que no conocían, lo que me condujo a no debatir con estas personas, porque sólo un necio opina sobre lo que desconoce completamente. Yo puedo suponer cosas sobre algo que desconozco, pero soy consciente de ello y no le doy más peso a mis dichos que el de “suposiciones transitorias”. (Ya deben estar sospechando que continúo con el tema de la verdad y de los lugares comunes en los que caen la mayoría de las personas). Por supuesto, nos encontramos en una época donde se trata de combatir toda forma de discriminación, las mujeres han creado el movimiento feminista para quejarse del patriarcado opresor, los bajitos están por crear un movimiento equivalente para quejarse de que los altos siempre los miran desde arriba, y hay quien me acusa de soberbia al evitar debatir con alguien que creo que no sabe de lo que habla. Pero me dicen ¿Y si quien no sabe de qué habla sos vos y no el otro? Y para terminar me cuentan el caso de los cuatro ciegos que palpan distintas partes de un elefante y uno al tantearle una pierna dice que es una columna, el que le toca la trompa dice que es una manguera, etc., por lo que cada uno tendrá una verdad distinta acerca de lo que es el elefante. No, ninguno sabe qué es el elefante porque accedió sólo a una parte muy pequeña del mismo. Si me encuentro en la selva, me cubren los ojos y me piden que a partir de la pata de un animal sepa a qué especie pertenece, difícilmente pueda responder.

Examinemos el ejemplo del elefante porque es muy instructivo y permite descubrir que se lo emplea erróneamente. Quien sólo toque una de las piernas del elefante no podrá decir mucho acerca de lo que tiene frente a sí, pero esta es precisamente la situación de los que dicen tener “su propia verdad” acerca de algo. A partir del conocimiento de una pequeñita parte de algo “suponen” qué es en su totalidad. ¿Qué deberían hacer los ciegos para conocer al elefante? Claro, primero tocar alguna de sus partes, pero no quedarse ahí, el que toca una pierna deberá bajar hasta la pata y luego subir hasta el cuerpo, recorrer el cuerpo, la cabeza, ver que la trompa es la continuación de su nariz, que tiene colmillos, orejas grandes, que tiene cola, etc. Una vez que cada uno de estos ciegos haya recorrido todo el cuerpo del elefante podrán hacerse una idea de lo que es un elefante, pero por sobre todo, los cuatro se harán una idea equivalente. Quien creía que era una columna descubrirá su error.

El gran problema en la actualidad pasa porque la mayoría de las personas se quedan con las primeras impresiones sin continuar examinando las cosas hasta formarse una idea verdadera acerca de las mismas. El ciego que sólo tocó la pierna del elefante tendrá su supuesta verdad “es una columna” y no le interesará descubrir si es verdad lo que ha supuesto, quienes sostienen que la verdad es relativa o que cada uno tiene su verdad, caerá en el mismo error que el ciego con la pierna del elefante. En realidad, todos los clichés o lugares comunes, caen en la categoría de la columna del ciego. La gente prefiere quedarse en estos lugares comunes para evitar pensar por sí mismos.

Volviendo a la acusación sobre cómo sé que quien no sabe de qué habla soy yo, porque recorrí el camino de los ciegos para conocer las cosas, primero creí que el elefante era una columna, luego vi otras cosas y al examinarlo en su totalidad descubrí que me encontraba frente a un elefante. Y cuando alguien quiere sostener que es una columna, sé en qué consiste su error: sólo conoce una pequeña parte de aquello de lo que pretende hablar.

El gran problema en la actualidad es que la inmensa mayoría de las personas caen en lugares comunes, el cliché es la sabiduría que manejan. ¿Para qué pensar si todo pensamiento es relativo?

Cuando alguien pretende argumentar su posición a partir de clichés es cuando me salgo del debate porque sé que no sabe de lo que habla, no ha ejercitado el cultivo de la voz propia, del pensar por sí mismo, el grupo estará hablando por su boca.


domingo, octubre 10, 2021



Existe una enorme confusión en torno a aquello en lo que la verdad consista, confundiendo verdad con opinión. Pero resulta muy fácil entender en que consiste la verdad.

Supongan que raptan a mi vecina, llega la policía y, como no tienen una foto de ella me piden que la dibuje para poder encontrarla. De seguro que con mi dibujo nunca la van a encontrar, pero con el retrato hecho por un buen dibujante sí. Si el dibujante es muy bueno, no sólo podrán reconocerla al verla, sino que descubrirán rasgos de su personalidad en el dibujo. Mientras mayor sea la destreza del dibujante, mayor número de rasgos de mi vecina podremos captar en su dibujo. Este dibujante demostrará su capacidad para captar la esencia de aquello que dibuje, que no será otra cosa que su verdad. Como podrán ver, en el dibujo se encuentra la verdad de mi vecina a pesar de que ha nacido de la subjetividad del dibujante, pero que haya nacido de una subjetividad no descalifica la verdad del dibujo. Es cierto que muchos dibujantes harán dibujos distintos, pero si son buenos encontraremos la verdad de mi vecina en todos, y también encontraremos al dibujante como estilo. Quienes pretenden descalificar a la verdad como poseyendo un carácter subjetivo lo hacen a partir de dos rasgos del dibujo, el primero que cada dibujante hará un dibujo propio, segundo, que cada dibujante quedará contenido en el dibujo como estilo. Pero la cosa es que la verdad de mi vecina será encontrada en todos los dibujos, porque hay una sola verdad aunque se represente de muchas maneras.

También es cierto que tras la descalificación de la verdad relativizándola hay una clara intención escondida, elevar la propia comprensión de las cosas al nivel de todas las demás, aunque se esté en el error. Si todas las verdades fueran relativas la mía valdría tanto como la de cualquier otro. 




Una vez me preguntaron en qué consiste la filosofía, respondí sin dudarlo que la filosofía consistía en la búsqueda de la verdad. Pero muchas personas buscan la verdad sobre distintas cosas y eso no los convierte en filósofos. Un científico no es un filósofo, un artista que pretende captar la esencia de algo no es un filósofo, aunque la representación de la esencia de cualquier cosa no sea otra cosa que su verdad. Existe una clara distinción entre la búsqueda de la verdad del filósofo y la de cualquier otra persona. Para entender en qué consiste la verdad que buscan los que no poseen una vocación filosófica deberemos entender esa verdad a partir de su opuesto: la mentira. Odiamos la mentira, odiamos que nos mientan, ¿en qué nos mienten? o, ¿qué nos duele de la mentira? 0, ¿qué mentiras nos provocan dolor? Y el “dolor” revela el motivo por el que la verdad cobra valor. Nos mienten para evitar el dolor o para evitar provocarnos dolor o, para obtener algún beneficio a través del engaño. Nos venden un electrodoméstico prometiéndonos que durará eternamente pero al finalizar la garantía curiosamente deja de funcionar. Se miente para ocultar una verdad muy real, donde lo relativo no cuenta, porque se miente con una clara intencionalidad. Pero estas verdades que nos ocultan hechos que revelarían cosas de las personas con las que nos relacionamos, no es la verdad que le interesa al filósofo. El filósofo no se preocupa por los secretos de Pedro, se interesa en el concepto de verdad. ¿En qué consiste la verdad? Es uno de los clásicos temas de la filosofía. El mundo de la filosofía es el mundo de las ideas, los conceptos. Siempre existirá una clara separación entre el filósofo y la realidad, porque al filósofo le interesa la idea de realidad más que la realidad misma. Quienes hayan estudiado a los filósofos modernos sabrán que muchos de ellos promovían una filosofía comprometida, un arte comprometido. ¿Por qué esta exhortación? Porque eran perfectamente conscientes de que el mundo de las ideas para ellos era más excitante que el de la realidad cotidiana. Trataban de superar esta separación convirtiendo lo cotidiano en alguna causa noble o, en comprometerse incondicionalmente con la realidad, aunque ésta no les interesara en lo más mínimo. El fanatismo de las filosofías de corte marxistas nacía precisamente de una lucha por comprometerse con una realidad que no les importaba en lo más mínimo, de ahí a que la idea de “sociedad comunista” se colocara por encima de los individuos reales de carne y hueso sacrificándolos por la causa. De ahí las grandes matanzas promovidas por Lenin y Stalin. Pero por más que se desee una filosofía comprometida, el filósofo siempre será tentado por el mundo puro de las ideas. No está mal, ni bien, sólo es así y mucho le debemos a los filósofos que dedicaron sus esfuerzos a desarrollar ideas y conceptos. Ideas y conceptos que hoy nos permiten pensar la realidad y comprenderla mejor y, por sobre todo: desenmascarar la mentira.


jueves, mayo 21, 2020



Posiblemente porque los integrantes de la misma no ocultan que su interés primordial es el de mantener viva la Institución, fundamentalmente por el poder que les concede. En segundo lugar, han perdido la fe y el discurso oficialista es panfletario organizado en torno a una moralidad a la que los eclesiásticos no se someten. Un discurso eminentemente moralista dirigido a niños de 4 años.

Un discurso aburrido plagado de lugares comunes que no convence a nadie y, tampoco está dirigido a ello. Un discurso que descansa en la supuesta infalibilidad papal, pero no del espíritu. Jamás un Papa se arriesgaría a improvisar, a dejar que el espíritu se exprese a través suyo, porque si lo permitiera podría condenarlo. La falta de emoción y convencimiento adornan las palabras del Papa, y cuando la emoción le gana es para meter la pata maltratando a alguien.

¿Quién es el verdadero Papa? ¿El que se expresa con frases dirigidas a chicos de 4 años o el que se enoja porque lo toca alguien del público y el asco por ser tocado le gana y no puede reprimir la ira que le provoca? Todos conocemos la respuesta.

(Bueno, no todos, dicen que 100 millones de personas creen que la Tierra es plana)

sábado, enero 25, 2020



El problema de las ideologías pasa porque se cuelan en la mente de las personas sin que se den cuenta de ello, y cuando creen hablar por ellos mismos en realidad es la ideología la que habla. Claro, quienes las emplean saben esto y lo hacen a propósito, es una técnica de manipulación de masas muy efectiva.

Pero ¿qué estilo de ideología se está popularizando entre las mentes más débiles? La ideología del conflicto, aquella que establece que unos son malos y otros son buenos, que unos explotan y otros son explotados, que el más débil es el bueno al que defender y el más fuerte el malo a destruir.

En este tipo de ideología da lo mismo si el conflicto es entre los dueños de los medios de producción y los trabajadores, el hombre contra la mujer, el niño contra la niña, el perro contra el gato, el alto contra el bajo, etc.

La estructura de base de este estilo de ideología es siempre la misma, porque funciona para controlar la mente de las personas y consiste en: señalar una diferencia y en torno a esta construir una ventaja y una desventaja, para movilizar a quienes se encuentran en una supuesta desventaja para castigar a quienes se encuentran en posición ventajosa, porque aquí es la envidia el sentimiento involucrado antes que un verdadero sentido de justicia social. Una vez que cuela este "supuesto" conflicto, se puso en marcha la guerra a muerte para destruir la diferencia generadora del conflicto, pero por sobre todo a quienes poseen la supuesta ventaja. Y a partir de ahí ya será posible controlar la mente de los más débiles, haciéndoles creer que se encuentran en una batalla épica por la salvación de la Humanidad y acabar así, todas las "supuestas" inequidades sociales.

Sin un enemigo declarado no es posible movilizar a la gente tonta. Esto lo sabe el peor de los sociólogos de este mundo. Y esta técnica funciona, porque la envidia es una de las emociones más fuertes y movilizadoras. Dile a alguien que Pepito tiene algo que él o ella no tiene, y tratará de destruir a Pepito antes que alcanzar por sus propios medios lo que Pepito tiene.

Además, las ideologías del conflicto tienden a fomentar el pensamiento único, quien piense distinto estará, por definición, equivocado y deberá ser convencido de su error a través del adoctrinamiento.

Otro elemento a tener en cuenta con las ideologías del conflicto es que no pretenden resolverlo, sino profundizarlo para gestionar el enojo a favor de quienes dirigen el proceso ideológico. Un líder sindical cobra poder y sentido en tiempos de crisis, sin ésta, pierde sentido su función. El líder marxista pretenderá profundizar la lucha de clases como motor de movilización y poder así gestionar el enojo en la dirección que desee, que no será otra cosa que adquirir poder político y beneficiarse de éste. La ideología del conflicto actúa de la misma manera siempre: señala la injusticia - fomenta el enojo a partir de ésta - y moviliza a los enojados con la intención "supuesta" de resolver la injusticia - pero en definitiva sólo busca obtener poder político del que beneficiarse. Por ello es que alimentan la actitud combativa y portan la máscara del enojo permanente.

sábado, julio 14, 2018



Cuando repasamos el destino de los países latinoamericanos con gobiernos populistas de izquierda sólo podemos constatar una cosa: todos sin excepción están en la bancarrota o a punto de estarlo. Los motivos son dos: han robado todo lo que podían y han sido completamente ineficientes en la gestión.

He meditado mucho sobre el motivo de la ineficiencia de los gobiernos populistas de extrema izquierda y encuentro una enorme diferencia con los populismos de derecha: la incapacidad de trabajo de los militantes de izquierda.

Cuando se comparan los dos extremos sólo existe una gran diferencia: mientras unos poseen una buena capacidad de trabajo, los otros sólo son buenos para quejarse y pedir que les resuelvan los problemas.

Ambos extremos son malos, pero el gobierno de los menos aptos para el trabajo será siempre peor debido a que ataca las bases mismas de la riqueza de una nación: la producción de riqueza. Por eso la izquierda siempre iguala hacia abajo, porque salvo la élite gobernante y sus amigos y parientes, todo el pueblo se va empobreciendo por culpa del ataque sistemático a quienes generan riqueza con su trabajo.

No recuerdo quien fue el que dijo que los gobiernos socialistas gobiernan con el dinero de otros, hasta que el dinero se acaba.

¿Qué alimenta a la extrema izquierda? El enojo, la envidia a quienes tienen más. Las emociones más bajas de la especie humana. Los partidos de izquierda desarrollan la destreza para fomentar estas emociones y encauzarlas en su beneficio. Por ejemplo, todos los años en Uruguay (no recuerdo en qué día) se lleva a cabo la marcha por los desaparecidos en la dictadura hace 35 años, cosa que la gente no olvide lo que hicieron los militares y mantenga el enojo por aquella violencia. Los organizadores se callan la boca por los que están desapareciendo hoy en Venezuela y en Nicaragua, porque pertenecen al club de los gobiernos de izquierda.

La habilidad de los partidos de izquierda para fomentar el enojo y la envidia de sus partidarios no asombra, sí, digo bien: no asombra. Porque manipular a las masas no es cosa difícil, especialmente cuando se apela a las emociones más bajas. Porque gritar y exigir que les den cosas, es muy fácil, trabajar por conseguirlas, no mola tanto.

Si prestan atención al discurso proselitista de estos gobiernos, prometen justicia social, que traducido al lenguaje de las masas quiere decir quitarle a los que más tienen para dárselo a los que menos tienen. Claro, quien no tiene nada estará muy contento con esta idea, ya que le darán algo por nada y de paso sentirá placer por ver al objeto de su envidia resultar perjudicado de alguna manera. Pero habría que preguntarse: ¿por qué unos logran tener mucho y otros no? Señores, la respuesta es muy sencilla: unos han estudiado y trabajado para obtener lo que tienen y el resto no, por falta de capacidad, de ganas de trabajar, etc.

El ídolo de multitudes fuera del Uruguay, José Mujica, contaba con orgullo que ahora el parlamento estaba constituido en casi la mitad por no universitarios. Mujica odia a los universitarios. ¿Por qué? Por envidia, porque él no lo es. Colocó a un panadero como Ministro de Defensa. El tipo explicaba sus medidas con analogías relacionadas con la fabricación del pan.

¿Ustedes le pedirían a un albañil o a un ingeniero civil que construya un puente? ¿Ustedes se tratarían de una grave enfermedad con un santero o un médico especialista? En Montevideo construyeron un Corredor para los vehículos que se llama Corredor Garzón (pueden buscarlo en google). Lo construyeron mal, hubo un montón de muertes por accidentes de tránsito debidos a su mala construcción. Resultado, tienen que derribarlo. 80 millones de dólares de los contribuyentes tirados a la basura. El motivo es que con el odio a los universitarios los puestos clave del gobierno están ocupados, no con gente con aptitudes y conocimientos, sino por el grado de militancia o por ser amigo o familiar de algún político del partido de gobierno.

La izquierda fomenta el odio de clase, el odio a los que tienen más (sin importar que tienen más por haber trabajado más), al odio a los que tienen un nombre por sus credenciales académicas, en síntesis, a todos aquellos que por su trabajo han alcanzado cosas que ellos no por su falta de capacidad de trabajo.

La imagen al inicio es de un parlamentario de Podemos en España. Un tipo que no sirve para nada, sólo como símbolo contra los trajeados universitarios de la política tradicional. Nunca hizo nada, porque no tiene capacidad de trabajo, su única participación en la política ha sido prestar su imagen para que circule por las redes como ejemplo para las personas como él, que tanto abundan en el mundo. Trabajar exige esfuerzo, determinación, ser un inútil no, por lo que superan en número los inútiles. Para los inútiles que viven quejándose sin hacer nada, estos ejemplos son muy gratificantes. Pero claro, quieren justicia social, que para ellos consiste en que les den cosas sin tener que trabajar. Y si para darles a ellos hay que quitarles a quienes se lo han ganado, mejor. Pero el tema de la envidia no es menor. Los españoles recuerdan cómo Pablo Iglesias, líder de Podemos, criticó a varios políticos por haber comprado chalets de 600.000 euros. Con esa crítica fomentaba el odio de los seguidores de Podemos hacia estos horribles capitalistas, hasta que él se compró un chalet de 600.000 euros. Luego mandó hacer una encuesta pata ver cuánto perjudicaba esa compra a su imagen política. Porque su discurso sólo tiene un propósito: capitalizar el odio de la gente para hacer crecer su imagen política. Una vergüenza!! Esta gente no busca la justicia social, busca beneficiarse de ella.

Pero el problema se da cuando estos inútiles llegan al gobierno, simplemente no saben qué hacer. Por este motivo, lo único que hacen es cobrar impuestos, cada más altos para repartírselo entre ellos. Porque hacer obras ni pensar. Y cuando deben hacer alguna por la fuerza, la hacen mal, de mala calidad. Toda obra construida por un gobierno de izquierda está condenada a caerse pronto. Venezuela de exportadora de petróleo ha pasado a importarlo. El gobierno es tan inútil que ni eso es capaz de hacer bien.

Pero el tema de este artículo es el lenguaje inclusivo. Como la gente de izquierda no posee capacidad de trabajo ni de hacer obras, sólo les queda el gesto, el GESTO POLÍTICO como estrategia para llegar al poder y mantenerse en éste. Si prestan un poco de atención, verán que se han vuelto en maestros del gesto político, el impresentable de las rastras de la foto es un símbolo, un gesto político. En el mismo día de inauguración del parlamento español, una parlamentaria le dio teta a su bebé, como gesto feminista que dejara constancia cómo las mujeres deben trabajar y ser madres. Claro, en el parlamento tienen guardería y nunca más se la vio con el hijo, la cosa pasaba por ese gesto del momento. Pasado el efecto había que buscar otros.

La incapacidad de hacer obras de la izquierda por estar compuesta por gente sin capacidad de trabajo, conduce a que el gesto político se convierta en uno de los principales medios para hacer como si se hiciera algo y de paso mantener enojada a las personas de manera de encauzar el odio y la envidia. En Argentina las mismas obras se inauguraron un montón de veces. En Uruguay la falta de obras está conduciendo a lo mismo.

Dentro de estos gestos se encuentra el “lenguaje inclusivo”. El motivo del mismo es generar enojo en quienes puedan sentirse discriminados. Claro, resulta más fácil corregir formas lingüísticas que hacer algo real para solucionar las injusticias sociales. Entonces, para hablar al público debo enumerarlos a todos para evitar la discriminación, porque si sólo digo “todas y todos”, que estarían incluidos en todos, dejo fuera a los negros, chinos, niños, ancianos, calvos, etc. Porque para ser inclusivo existe sólo un camino, y es el que se seguía hasta ahora con decir “todos”, porque si se entra en la enumeración, hay que enumerarlos a todos, y si hay 59 personas a quienes nos dirigimos, debemos mencionarlas a cada una, porque si no lo hacemos caeríamos en el mismo error del simplemente “todos”. Pero es que estos tontos ni cuenta se dan que con su lenguaje inclusivo terminan discriminando más.

Pero lo del lenguaje inclusivo es otro gesto político para generar divisiones y enojo, y que nace de la incapacidad de generar obras reales para solucionar las reales injusticias sociales.

Un país depende de la generación de riqueza, cualquier cosa que ataque la generación de riquezas daña a la sociedad. En Uruguay la consecuencia de las políticas de justicia social han terminado por provocar un aumento alarmante del desempleo. Porque claro, de tanto quitarle a quienes producen riqueza y atacarlos de tantas formas, no se genera riqueza ni puestos de trabajo. Lo que lleva a crear falsos puestos de trabajo contratando funcionarios públicos. Y para pagarles se deben crear más impuestos, y más impuestos hace que la carga impositiva a los productores sea inaguantable y terminen cerrando empresas. Solución: pedir préstamos y endeudarnos. Y la mala gestión de este gobierno terminará por endeudar a nuestros hijos por 20 generaciones.

Viva el lenguaje inclusivo y los gestos políticos de estos anormales que no poseen capacidad de trabajo.

En síntesis para conformar a los tontos podemos eliminar dos vocales, la "a" y la "o" y hacer que todas las palabras terminen en "e". O inventar otra vocal para finalizar todas las palabras.

viernes, mayo 18, 2018



¿Poseemos una esencia que nos caracteriza o podemos cambiarla? Supongo que la educación en los primeros años de vida puede formar en valores a las personas, pero tengo dudas acerca de que la naturaleza de alguien pueda cambiar, porque implicaría que dejara de querer las cosas que quiere y sentir lo que siente. Nuestra esencia, si es que existe, está compuesta por un conjunto de impulsos que comandan nuestros actos. Algunos de estos impulsos podrán debilitarse con el paso del tiempo, pero no cambiar.

Claro, podemos pensar que una persona está definida por sus actos, no, no es cierto, ya que puede mentir, disimular, enmascarar, sus verdaderas intenciones. El único asesino serial del Uruguay, antes de ser descubierto, pasaba por ser una buena persona, muy educada y culta. Si no hubiera sido descubierto y hubiera dejado de matar, posiblemente hubiera tenido una vida donde nadie se hubiera  dado cuenta de lo que en verdad era.

Hay personas que son buenas por naturaleza y otras que no, pero las que no, pueden haber aprendido valores y descubrir que para sobrevivir y progresar en nuestra sociedad, es necesario actuar según esos valores, aunque no se sientan identificados con ellos. Actuaran y hablaran como si esos valores guiaran su vida y exigirán a los demás que también los cumplan. Es el juego de las máscaras sociales. Pero podemos a veces intuir que no son buenas personas. Esperamos que un médico se preocupe por su paciente, algunos lo harán, otros fingirán hacerlo, otros no fingirán.

Creo que nuestra esencia no puede cambiar, salvo el cambio debido al desgaste orgánico, accidentes, enfermedades, que pueden alterar en algo nuestros impulsos de base. Pero lo que sí hacemos con el paso del tiempo es aprender. Las personas pueden aprender a mostrarse de ciertas formas más aceptables, aprenden a engañar, a seducir, a ocultar su verdadero ser. Los políticos son especialistas en el arte del engaño y la seducción.

Es más, fue un político del Uruguay quien dijo que no se cambiaba, sino que se redondeaban las aristas como con el canto rodado. Las piedras redondean sus partes salientes por la acción del clima, los golpes, rodamientos, etc. Se pueden aprender destrezas sociales y parecer más maduro y sociable. Pero en el fondo se sigue queriendo lo mismo.

Hay personas buenas, pero son muy pocas. Pero existe un motivo por el que esto ocurre. La naturaleza parece poseer una idea para cada especie, pero muy pocos miembros de la misma están a la altura de ésta. Le lleva muchas generaciones a la especie alcanzar la idea que está manifestándose. Con el hombre ocurre lo mismo, hombres y mujeres ejemplares existen muy pocos, por eso son ejemplares y los modelos a seguir, el resto de los mortales parecen ser simples intentos fallidos de humanidad.

La inmensa mayoría de las personas, aún aspirando a realizar la idea que la naturaleza pueda haber impuesto en nosotros, no poseen la vitalidad necesaria para estar a la altura de la misma. Yo mismo no la poseo, y a esta altura de mi vida ni me interesa.

Se me ocurre, además, que así como existen dos sexos, existen dos modalidades éticas: bueno y malo. Nuestra especie necesita de los dos sexos para sobrevivir, pero puede que necesite de hombres y mujeres buenos y malos también, pero dentro de cierto equilibrio. Por este motivo es que se nace hombre o mujer (no voy a entrar en temas de identidad sexual y sus variantes) y bueno o malo. Porque alguien que nace bueno no puede volverse malo, aunque puede que en algún momento actúe mal por debilidad. Alguien malo no puede ser bueno, porque sencillamente no le interesa, pero puede actuar bien por conveniencia. Tal vez deba realizar una corrección en este punto y cambiar la terminología de bueno o malo, por altruismo o egoísmo. La especie necesita de ambos impulsos para sobrevivir, pero desgraciadamente al nacer la ecuación que nos define en esta área se mueve con 0 y 1, esto quiere decir que predominará una de estas tendencias. Quien nazca siendo egoísta no podrá cambiar jamás, porque esa es su naturaleza, y quien nazca bueno, tampoco, porque esa es su naturaleza.

Pero es posible aprender, que no implica cambiar. Un león podrá ser domesticado, pero seguirá siendo un león.

Desgraciadamente, poseo la destreza innata de ver la verdadera naturaleza de las personas, y carezco de las competencias sociales que me permitirían tolerarlas, o disimular lo que veo. Nada altera más a alguien que sentir que no puede esconderse del ojo del Otro, porque las personas invierten una cantidad impresionante de energía para sostener las máscaras sociales.

Creo que lo que más me molesta de las personas, no es tanto que escondan sus intenciones, sino que la mayoría pueda ser engañada tan fácilmente. Lo vemos en política. Los malos gobiernos que se perpetúan en el poder porque logran engañar a las masas. Los venezolanos se dieron cuenta de que el chavismo los llevaba al precipicio cuando ya se estaban cayendo por éste. En Uruguay vamos por el mismo camino pero la mayoría no se percata de ello, y cuando se percate ya será tarde. Ya es tarde me parece.

Esta es la verdadera destreza que poseo: saber hacia donde van las cosas. Pero la inmensa mayoría de las personas sólo se dan cuenta de que van por mal camino cuando hace tiempo que cruzaron la línea de no retorno.

No, no se puede cambiar lo que las personas son, sin embargo, así como la mayoría gasta tanta energía en sostener sus máscaras sociales, hasta cuando son descubiertos, otra mayoría gasta la misma o más energía en tratar de cambiar a los demás, cuando eso no es posible.

viernes, abril 20, 2018



La ideología es una simplificación de la realidad para que los menos inteligentes crean entenderla y, así, controlarlos a partir de un pensamiento enlatado que pueden transmitir sin modificar, pues para ello necesitarían de una mínima capacidad de pensamiento crítico. Mientras más esquemática la ideología mayor adhesión popular.

Es más, la mayoría de ellas tienen el propósito de mantener enojados y en estado combativo a sus militantes. Como en 1984, quien no se muestra lo suficientemente enojado puede ser expulsado de sus filas.

Los ideólogos buscan generar una respuesta emocional, no racional, ahí se encuentra su intención manipulativa.

lunes, enero 29, 2018



Este título adelanta un rasgo esencial del concepto del amor, el de “camino”. Los psicólogos y posiblemente los filósofos, que saben tanto de cosas que jamás han conocido, gustan del ejercicio de la discriminación y separan la noción de “enamoramiento” del concepto más profundo del “amor”. Según ellos el enamoramiento es una fase transitoria del vínculo amoroso donde prima el comportamiento sexual y surge con fecha de caducidad. La duración de este estado puede rondar en algunas semanas, meses, pero si no ocurre algo que conduzca a una etapa superior de las relaciones, se termina.

Verdaderamente nunca me gustó esta distinción, pues siempre creí que el verdadero amor es el del noviazgo, pues las parejas que más duran felices (porque durar por durar hay muchas) no dejan de ser novios jamás. Pero puedo aceptar que existan dos fases, tal vez más, pero a los efectos de este análisis basta con considerar dos estadios bien diferenciados. Evidentemente existe un primer estadio donde el encantamiento gira en torno a una atracción sexual intensa, se vive la relación en el momento sin pensar en el futuro. Hay lo que hay y punto. Mientras no aparezca nada mejor y la pareja no sufra desgaste por el conflicto, esta etapa puede durar hasta uno o dos años, aunque generalmente se queda en meses o semanas.

Creo mucho en la biología y pienso que el comportamiento de las personas está pautado fundamentalmente por los fines de la especie. Al menos colectivamente, aunque se den muchas excepciones en lo individual. Con esto en mente podemos entender que existan estas dos fases la del enamoramiento y la del amor, porque cada una de ellas cumple una función específica en el mantenimiento de la especie. La primer fase empuja a los miembros de distinto sexo a conocerse. No desconozco los casos donde la atracción se da entre miembros del mismo sexo, y creo que hasta existe una explicación científica que lo justifica teniendo este comportamiento valor para el mantenimiento de la especie, pero no lo analizaré ahora.

Para que la especie sobreviva se necesita la atracción entre miembros del sexo opuesto, pues se necesita descendencia. Pero un miembro de la especie humana no puede valerse por sí mismo hasta luego de unos cuantos años. Si sólo existiera la fase de enamoramiento las mujeres quedarían embarazadas tendrían sus hijos y deberían cuidarlos solitas. Sólo con la fase de enamoramiento la especie humana hubiera desaparecido hace mucho tiempo, pues la carga para las mujeres sería terrible y no podrían valerse solas con el cuidado de los hijos.

La madre naturaleza debió crear el amor para salvar a la especie. ¿En qué consiste el amor? En una energía que interviene para mantener a dos personas unidas en el tiempo para algún proyecto vital, como formar familia y tener hijos, cuidarlos, darles una buena educación, etc. Sin el amor asegurando la unión de las personas por largos periodos de tiempo la especie humana habría desaparecido. Pero ahora puede entenderse el título de este escrito, porque no puede disociarse el concepto de “amor” del de “camino”. Sin un camino que involucre a dos personas no podría darse el amor o, si se dio, terminará. Lo vemos con parejas que luego del criado de los hijos sienten que no tienen más nada que hacer juntas.

El hijo de mis vecinos se ha independizado y se fue a vivir con su propia pareja. El amor de sus padres creo que ha muerto hace mucho. Hacen cosas juntos, ahora están remodelando la casa, también creo que están saliendo de una crisis económica, pero todo lo que hacen juntos parece mecánico, no hay vida, nada los enciende como pareja. La aventura que alguna vez iniciaron juntos ha terminado. Supongo que tratan de reinventarse, de iniciar una nueva aventura, pero no pueden lograrlo.

Es cierto que nunca en mi vida he visto que un amor muerto pudiera renacer. Posiblemente porque en el amor se da un proceso de encantamiento, y al romperse no pueda volver a reencantarse la relación. El amor es una energía que nos empuja a hacer lo que a veces parece imposible, y una vez que tomamos conciencia de este proceso, perdemos la inocencia.

Pienso que todos hemos visto a personas, generalmente muy jóvenes, sufrir por un amor perdido. Ese chico o chica puede creer que nunca saldrá de ese terrible dolor, pero el tiempo todo lo cura y curará a estos chicos. Sin embargo, habrán aprendido algo, a relativizar el amor. Podrán volver a enamorarse, pero jamás como lo estuvieron antes. Además, se enamoraran preparados para perder el nuevo amor si se diera el caso, de manera que no los tomara desprevenidos. Nunca más volverán a sufrir como antes, posiblemente nunca más lleguen a amar con la misma intensidad.

Hay quienes dicen que el amor es una forma de locura, creo que es así, se puede enloquecer una vez, pero luego será más difícil que ocurra. Todo se relativizará, la razón estará operativa para decidir en función de la cabeza antes que con el corazón. El lado bueno de esto es que ya no se volverá a sufrir, el lado malo que nunca se volverá a estar tan vivo como antes. Todo perderá intensidad.

Creo que esto ocurrió con mis vecinos, el conflicto y los problemas los desgastó. Harán cosas, porque antes el hacerlas los hacía felices, pero ahora todo es mecánico. Perdieron la chispa vital y lo saben. Nada puede reanimarlos, ni el juego de la sinceridad. Porque unos de los recursos más viejos para reanimar una relación es el de abrirse, mostrarse vulnerables, ser sinceros. Porque en las películas la sinceridad se premia, pero en la realidad sólo aburre.

Dicen que las dos emociones más intensas son las del amor y la del odio. Es más, no pocas veces uno pasa al otro. Tengo una hipótesis, que el odio en una pareja luego de haber perecido el amor es un recurso para sentirse vivos. Porque nos sentimos vivos al amar o al odiar. Cuando en una pareja se instala el odio puede que aún quede algo de amor. O no.

Pero volviendo al concepto de “camino”, que no puede disociarse del concepto de “aventura”, porque un camino nos atrapa cuando nos ofrece una aventura de algún tipo. El amor necesita de un camino que ofrezca una aventura, y cuando una pareja logra enamorarse del mismo camino, entonces la energía del camino revitalizará la relación. ¿Qué les falta a mis vecinos? Una aventura que los entusiasme a ambos. Pero también ayuda a entender a las parejas gay que alcanzan una gran estabilidad en el tiempo: porque se han entregado a la misma aventura.

Los grandes amores que he conocido han tenido todos un rasgo en común: un gran camino que los uniera, un propósito. Y por supuesto: no poder imaginarse uno sin el otro. Pero no confundir con la amistad, porque una pareja que se ame no se consideran simples amigos, porque cuando esto ocurre sí que se ha acabado el fuego. Cuando hay amor cada miembro de la pareja nutre al otro, le da vida, sentido. En la amistad el compañerismo es un pobre sustituto del amor. Recuerdo cuando falleció la esposa de mi dentista, un hombre de 60 años, el pobre se sintió morir, le llevó años recuperarse, posiblemente nunca se haya recuperado. Porque cuando hay amor resulta insoportable vivir sin el otro. Simplemente no se puede. Esta pareja tuvo hijos, los hijos crecieron, se independizaron, pero la aventura vital entre ellos no acabo. Estos son los verdaderos grandes amores, aquellos que se encuentran por sobre todo, donde el sentido de uno se encuentra en el otro, y sin el otro se pierde la razón de ser. En el amor uno es por el otro, y sin el otro se deja de ser.

Es cierto que los grandes amores son cada vez más escasos, para algunos hasta inconcebibles. Posiblemente porque las grandes aventuras van desapareciendo. Porque el amor va de la mano de la razón de ser, de la intensidad que se es. En un mundo donde se ha perdido la importancia personal, en un mundo donde el consumo y el entretenimiento han ocupado el tiempo y el espacio de las personas, donde se vive pulsando el botón de la recompensa cerebral, el amor no tiene cabida.

Las grandes aventuras han desaparecido de este mundo y con ellas los grandes amores.

martes, enero 09, 2018



Muchas veces se sostienen principios que se convierten en lugares comunes, clichés, y no nos detenemos a pensar en lo que cada uno en verdad representa. ¿Quién puede negar que esperamos que quienes nos rodean sean auténticos, que no traten de mostrarnos lo que no son? Cuando alguien finge lo que no es nos molesta mucho, lo llamamos hipócrita. Pero si alguien es una mala persona, ¿esperamos que sea lo que es? Resulta paradójico que nos moleste que alguien aparente lo que no es, pero que también nos moleste lo que es, como cuando alguien dice todo lo que pasa por su cabeza con el pretexto de ser sincero. Escupen: yo no tengo dos caras, digo lo que pienso. En realidad estas personas que no tienen control sobre sus impulsos no son verdaderamente sinceras, simplemente actúan una falsa sinceridad cuando en verdad están descargando sus impulsos. No tienen control sobre sus impulsos, lo que los vuelve inestables, pues un día pueden defender una posición y al otro, otra. En realidad, estas personas no poseen capacidad para pensar y formarse una opinión, porque pensar implica inhibir nuestros impulsos para elegir expresar el más adecuado según nuestros deseos. La persona impulsiva no posee capacidad de pensamiento, sólo puede expresar sensaciones, pareceres muy volátiles.

No, no queremos que la gente sea lo que es, queremos que sean buenas personas. Para ser buenas personas deberán elegir en cada momento qué hacer, lo que implica deliberación. Si hay elección, quiere decir que nos elegimos de cierta manera en cada uno de nuestros actos. Yo puedo odiar a alguien, detestarlo, pero eso no implica que lo trate mal. Por mantener un comportamiento social correcto, no estoy traicionándome a mí mismo. Si debo contratar a alguien para un puesto que implique tratar al público, no quiero que sea auténtico, quiero que posea competencias sociales que le permitan desempeñar ese puesto de la mejor manera posible. Un médico no tiene que querer a sus pacientes, pero sí debe tratarlos bien y con respeto.

Existe una falsa creencia que considera que si alguien es auténtico no debería detenerse a calcular las consecuencias de sus actos. Es una idea romántica y completamente tonta. La autenticidad no se encuentra en actuar cada uno de nuestros impulsos, se encuentra en no mentir y aceptar nuestro pasado. Una persona incapaz de controlar sus impulsos no es apta para ninguna tarea de responsabilidad. La socialización no implica tanto el modelado del comportamiento, sino en enseñar a controlar nuestros impulsos. De todos los que aparezcan en una situación elegiremos expresar aquellos que sean más correctos a nuestro juicio.

Y a pesar de que todo lo que acabo de escribir sería aceptado por la mayoría, igual no podrían controlar el impulso a seguir repitiendo la frase que titula este artículo. No tanto por falta de autocontrol, sino más que nada por falta de capacidad para pensar antes de expresarse o actuar. Nos encontramos en un periodo histórico donde el pensar se encuentra desprestigiado, donde se alimenta el romanticismo de la acción espontánea, intuitiva, la corazonada. Pero así está el mundo con gente que apuesta a actuar sin pensar seguidos por sus impulsos. Tendencia que encontramos hasta en el ajedrez, de ahí a que el juego cuya esencia sería el pensar, se ha degradado al ajedrez relámpago, donde se mueve más por impulso que por pensamiento, ya que el tiempo que se dispone para pensar es de unos pocos segundos por movida.

Todo el mundo elige una imagen de sí en la que le gustaría convertirse. No está mal, es el famoso “ideal del yo” freudiano. Si no fuera así, viviríamos en la selva, y no podríamos confiar ni en nuestra sombra. Todo el mundo quisiera ser más de lo que es, posiblemente quienes crean que no podrán, sean quienes eligen ser lo que son, profundizando sus rasgos más antisociales.

Ser auténtico no implica ser un cretino. Pero muchos así lo creen, y por eso se empeñan en serlo, porque no pocas veces son premiados por ello. El antihéroe se ha puesto de moda.

lunes, octubre 02, 2017



Cada vez que alguien quiere convencerme de que existe alguna cualidad en el hombre que lo distingue de los animales me resisto a aceptarlo. Muchos sostienen que aquello que nos distingue es la inteligencia. Pero no lo acepto porque nos diferenciamos en cuestión de grado, nada más. Hay especies que tienen cultura como nosotros, hay especies que emplean herramientas, todas las especies disponen de alguna forma de lenguaje (hasta los árboles se comunican a través de señales químicas), hay especies que poseen un alto grado de abstracción siendo capaces, no sólo de manejar conceptos sino símbolos. La inteligencia que poseemos sólo se diferencia de la de las especies inferiores en grado. Pero sí hay algo que puede ser sólo humano: el deseo.

Todas las especies poseen apetencias y necesidades que satisfacer, pero el deseo es un componente humano y sólo humano. Claro, puedo equivocarme, pero no es posible concebir el deseo en las especies inferiores, pues parecen actuar sólo bajo el signo de la necesidad. Pero el deseo humano no tiene objeto. Algunos filósofos y psicoanalistas franceses apoyados en la “Fenomenología del Espíritu” de Hegel han sostenido cosas como que: el deseo es el deseo de ser deseado. En la obra de Hegel hay un capítulo que trata sobre la dialéctica del amo y el esclavo, donde se transmite la idea de que el amo está preso del esclavo porque lo necesita para ser reconocido en su ser. Sin duda que la energía que alimenta todo deseo nace del narcisismo o de la necesidad de ser reconocido. Sin embargo, este componente de búsqueda de reconocimiento no explica la naturaleza completa del deseo. Otra idea manejada por los psicoanalistas lacanianos es la de que el deseo no tiene objeto. Esta idea sí me parece más acertada, porque creo que todos la hemos vivido de alguna manera. Hemos perseguido algo que deseamos, pero al alcanzarlo descubrimos que no nos llena tal como habíamos anticipado. Posiblemente ni siquiera hayamos anticipado algo. Perseguimos algo sin saber porqué, sólo necesitamos hacerlo. El camino se vuelve más importante que la meta. Pero además, el deseo mantiene esclavizadas a las personas de forma tal que la razón queda completamente anulada. Tenemos dos ejemplos concretos, uno de hace cerca de un año y otro de hace un día. El Brexit en el Reino Unido y el Referéndum independentista catalán. El Brexit es uno de los mayores errores políticos del Reino Unido, no hay forma de explicar qué movió a esa gente a votarlo, al punto de que ahora no saben como llevarlo adelante. Pero un fuerte deseo nacionalista los llevó a embarcarse en el peor error histórico de sus vidas. Lo mismo pasa con el independentismo catalán, el nacionalismo exacerbado los empuja en una dirección, que alcanzada los conduciría al peor escenario posible para ellos. Pero el deseo ha tomado el control sobre esta gente y nada puede detenerlo, es más, tratar de detenerlo sólo lo fortalecería.

Pero así actúa el deseo en el hombre. Los hindúes persiguen la extinción del deseo considerándolo el culpable de todos los males de la humanidad. Pero sin deseo, morimos. Lo podemos apreciar en los grandes maestros hindúes, que parecen estar muertos en vida. Claro, algunos dicen experimentar una intensa felicidad fruto de la autorrealización. Pero creo que una felicidad vacía es un sinsentido.  Pero sí, las religiones nacidas en la India buscan la extinción del deseo y la muerte para detener la rueda de las reencarnaciones. Los hindúes no la han tenido fácil en su historia, que buscaran alguna forma de escapar de la vida puede entenderse. Curiosamente, sólo es posible perseguir algo así cuando el deseo se engancha en la idea de la muerte del deseo.

El deseo en esencia no tiene objeto, pero tratará de engancharse en objetos razonables. Cuando alguien persigue el dinero no decimos que el deseo lo mueve sino que es alguien ambicioso. El amor es, muchas veces, deseo concentrado.

Cuando el deseo se engancha a cosas reales, puede extinguirse al alcanzar aquello que busca y quedar en evidencia la esencia del deseo, en estos casos comienza a debilitarse al llenarse de realismo. Pero algunos han encontrado una forma de mantener el deseo vivo por siempre, la formula es muy sencilla: engancharlo a objetos fuera de este mundo. El gran éxito de las religiones pasa por haber encontrado la forma de enganchar el deseo en cosas fuera de este mundo, al resultar inalcanzables el deseo no puede sufrir el desgaste de la realidad.

¿Por qué la naturaleza ha puesto el deseo en nosotros? Porque sin éste la humanidad entera podía desaparecer. La mayor inteligencia nos brindó una ventaja adaptativa, pero también un terrible problema: la conciencia de nosotros mismos. Algunas especies inferiores poseen también autoconciencia, hasta pueden reconocerse en un espejo, pero en el hombre es demasiado aguda. Esto acarrea un gran problema. Camus, el filósofo existencialista dijo alguna vez que el verdadero y único problema de la filosofía era el de decidir si debíamos seguir vivos o suicidarnos. Posiblemente el pueblo que más ha desarrollado la mente parece haber sido el hindú, y justo ellos con esa gran autoconciencia o despertar, son los que defienden el morir en vida extinguiendo el deseo.

La autoconciencia puede resultar muy dolorosa, porque al despertar de las falsas ilusiones que sostienen la vida de la mayoría de las personas, se cae en un nihilismo difícil de sobrellevar. Posiblemente el número de suicidios en personas inteligentes sea muy elevado. Es más, muchos grandes filósofos han muerto así. Especialmente en Francia, la cuna del existencialismo.

Es un hecho comprobado de que la inteligencia no abunda en este mundo. Habría que preguntarse el motivo. Poseemos un grado de inteligencia tecnológico que nos permite adaptarnos mejor que el resto de las especies, al punto de habernos convertido en una plaga planetaria, sin embargo, como lo hemos visto en los ejemplos que he puesto de nacionalismo extremo, la irracionalidad domina al hombre. Es que si no fuera así, podríamos terminar suicidándonos como parecen querer los viejos hindúes. Si no existiera el deseo para arrancarnos de nosotros mismos y engancharnos en objetivos externos, muchos de ellos colectivos, no nos moveríamos por nada.

Cuando un grupo de personas están dominadas por un deseo se vuelven completamente irracionales. Lo vemos en los fundamentalismos religiosos y políticos de todo tipo. Las personas inteligentes con capacidad para pensar por sí mismos, quedan excluidos de estos movimientos y de casi todo. Pensar por uno mismo implica hacerlo en contra del grupo, que generalmente sostiene principios irracionales como fundamento. A veces son buenos estos principios, pero ello no quita que sean irracionales en su esencia. La democracia parece ser un principio bueno, pero consiste en un sistema de gobierno donde los menos inteligentes determinan el futuro de los pueblos. No voy a decir que haya que acabar con la democracia, pero como puedo pensar por mi mismo y me importa poco cómo caigan mis palabras, sí me atrevo a decir que hay que mejorarla de alguna manera, una de las mejores formas de hacerlo es con una excelente educación y, enseñando a pensar por uno mismo en lugar de adoctrinar, como ocurre en países con fuerte tendencia nacionalista.

En fin, creo que la naturaleza nos dio inteligencia para sobrevivir, pero como se le fue la mano nos dio el deseo para neutralizarla. Siempre que nos encontremos bajo el dominio del deseo podemos estar seguros de que nuestra inteligencia estará bloqueada. Pero sin deseo, podemos terminar muertos en vida. Encontrar el justo equilibrio resulta muy difícil, lo que explica el dolor de vivir de tantas personas.

domingo, septiembre 03, 2017



Todos hemos pasado por la experiencia de que aquello que creemos que le da sostén a nuestra vida se derrumba como un castillo de naipes. Claro, luego de un tiempo y superado el duelo levantaremos otro, pero esta vez, si somos medianamente inteligentes, lo haremos con la conciencia de que estamos levantando otro castillo de naipes. Luego de dos o tres derrumbamientos, aceptamos en el fondo de nuestro ser, que la realidad es ilusoria, que aquello que consideramos importante, lo es sólo para darnos importancia a nosotros mismos. Perseguimos grandes causas para valorar nuestros actos y darnos importancia. Lo vemos claramente en los jóvenes, aferrándose a grandes causas humanitarias para sentir que lo que hacen es importante, y si lo que hacen es valioso, ellos también lo serán.

Este impulso jamás muere del todo, pero con la edad, se relativiza. Pero aún así, se mantiene para darnos sustento. La famosa “autorrealización”, no consiste en otra cosa que hacer algo que consideramos de valor. Sostenemos la falsa creencia de que nuestra “obra” nos define, y si llegamos a dejar algo de valor, nosotros seremos valiosos. El componente “narcisista” de la personalidad es necesario para darle sostén a la vida de las personas, sin esta energía no habría obra, no habría cultura, no habría nada.

Pero cuando tomas conciencia de este proceso y, junto a éste, dejan de importarte las personas, cuando no te importa qué puedan pensar de ti y sientes que te gustaría vivir en una isla alejado de todo el mundo, cuesta frenar a los vientos que puedan derrumbar tu castillo de naipes.

Mucha gente lo hace, gente que puede hacerlo, claro. Y para hacerlo se necesita no estar preocupado por el dinero. Si la gente no te importa, si lo que piensen de ti menos, y si además, no necesitas a nadie porque eres independiente, deberás encontrar un lugar para vivir donde no hayan vientos fuertes.

Es como vivir sabiendo que se está algo muerto, pero sin importarte ello. Hace unos días vi en un periodístico entrevistar a un político famoso, pero ya algo retirado de la política. Debe tener unos 75 años o más. Se lo veía bien de salud, sin embargo, en un momento va a decir algo como: “si me da el tiempo de vida podré presenciar tal cosa”. Pero interrumpe su frase a la mitad para agregar, que si se le terminara el tiempo no lo consideraría algo tan nefasto, todo lo contrario. Claramente se percibía un deseo, nada oculto, de poder descansar.

Las personas menos inteligentes pueden mantener por más tiempos las falsas ilusiones, todas lo son. Son los eternos jóvenes, son los que dicen tonteras del tipo: si te sientes joven lo eres. Lo vemos en esos artistas que cuando comienzan a aparecer las primeras arrugas comienzan con las cirugías plásticas. Ayer leí una nota donde se contaba que Sean Connery había reaparecido en un evento deportivo (como espectador, claro). Vi la foto, está muy viejo, tiene 87 años y le cuesta caminar, un amigo lo acompaña y lo ayuda a moverse. Este hombre supo cuando retirarse. No resulta infrecuente que los artistas ingleses acepten que tienen fecha de caducidad, y que se retiren a tiempo. Los norteamericanos no, Silvester Stallone sigue boxeando con su Rocky y seguirá haciéndolo hasta los 100 años. Claro, dirán, pero si su cuerpo le da, es excelente que lo haga. Pero no pasa por ahí la cosa, pasa porque una persona de 70 años persigue lo mismo que cuando tenía 18. Una cosa es sentir que se tiene energía, otra muy distinta querer a los 70 lo que se quería a los 18. Quedarse congelado en el tiempo no es bueno. Pero en fin, si alguien quiere y puede, que lo haga, mientras su castillo de naipes resista, da lo mismo.

domingo, julio 16, 2017



Las emociones crean nuestra realidad.

sábado, junio 24, 2017



Mirando hacia el pasado lo que ha sido Cuaderno creo que el hilo conductor de la mayoría de los artículos ha sido el de denunciar falsas creencias fruto de la incapacidad de las personas de pensar por sí mismas. Muchas veces he dicho que el mundo está como está, no porque hayan unos malos responsables de ello, sino que la causa se encuentra en las mismas personas que, cuando actúan en grupo parece que siempre se equivocan. He dicho también alguna vez que para pensar por uno mismo es necesario hacerlo contra los grupos en los que nos encontramos. Pensar por uno mismo es casi siempre hacerlo en contra de los demás y romper con los lugares comunes.

Un grupo se caracteriza por poseer una identidad que le da sentido, lo que implica un pensamiento unitario aceptado por la mayoría, porque quien lo cuestione (salvo que sea el líder) pierde la razón de continuar en el mismo. Todo gran grupo siempre se ha caracterizado por negar la libertad de pensamiento, porque ejercerla pone en riesgo la existencia del mismo. Los grupos religiosos la tienen fácil con el recurso a la fe, donde se debe aceptar el dogma y punto, sino, serán excomulgados. Cuestionar el dogma implica perder la fe, y perder la fe se castiga con la expulsión del paraíso.

Pero esto que ocurre en los grupos religiosos ocurre en casi todos los grupos. Sólo el líder puede interpretar los dictados de Dios e incentivar algunos cambios de dirección, que siempre lo beneficiará a él. Se habrán dado cuenta del sarcasmo, supongo. Pero es ley que toda dirección marcada por los líderes curiosamente los benefician primero a ellos. Basta con ver lo que ocurre con los gobiernos populistas.

Sin embargo, lo que ocurre con los grandes grupos ocurre con los pequeños. No digo nada que no se encuentre ya dicho en las primeras páginas de cualquier manual de sociología. Lo que posiblemente no sea tan evidente pase por lo inconsciente de este proceder, fundamentalmente en las personas más básicas, las que primero se mueven y luego piensan, o no.

Pensar por uno mismo siempre será un riesgo, riesgo al rechazo. Será más conveniente buscar la aprobación de los demás antes que la desaprobación. La vida de muchas personas depende de ello. Un grupo ofrece pertenencia e identidad, a veces hasta propósito. Arriesgarse a perder todo esto encontrándose en una posición vulnerable no parece buena idea. Por ello, la mayoría de los grandes pensadores de la historia, han comenzado a expresar su pensamiento desde la distancia. Primero se alejan del mundanal ruido, luego se independizan, de manera que no necesiten de la aprobación de nadie para subsistir, luego piensan y más tarde exponen su pensamiento. De cualquier manera, siempre he sentido que tras un pensador filosófico se encuentra la pulsión de muerte empujándolo.

Todo ocurre como si quien desafía el statu quo reinante estuviera cometiendo un acto de suicidio, público, claro, pero suicidio al fin. Hay personas que andan por la vida con un blanco en la espalda y un cartel que dice: mátenme.

Con esta introducción fácilmente puede entenderse la estupidez universal que parece gobernar en este mundo. O se sigue la corriente o se pagan las consecuencias. De esta manera, los menos inteligentes, que siempre serán la mayoría, marcarán el rumbo del mundo en beneficio de sus líderes, que sólo estarán preocupados por su propio beneficio, confiados en que las ovejitas lo seguirán, porque para ellos será el pasto del cielo cuando la causa triunfe.

miércoles, mayo 10, 2017



He visto que, principalmente en las redes sociales, la comunicación se emplea de tres maneras distintas predominando la primera de ellas.

Uno de los usos más frecuentes de la comunicación en las redes sociales es el de la descarga. La gente descarga su frustración en las redes. Es como una función terapéutica sin serlo, porque la descarga expresiva alivia sólo momentáneamente, construyendo un estilo de expresión que se vuelve adictivo y tóxico. Una descarga alivia momentáneamente, pero al no resolver los problemas que alimentan la frustración y puede que hasta llegue a aumentarla, exigirá repetirla una y otra vez, cada vez con más frecuencia e intensidad, convirtiéndose en una forma de comunicación habitual. Lo peor de todo es qué, como no son pocas las personas fuertemente frustradas en el mundo y que comparten fuentes afines de dolor, la interacción en esta modalidad de descarga se multiplica y realimenta cada vez más. Contra un novi@, contra un patrón, contra un político, contra lo que sea. Porque una vez que la frustración crece irá sumando objetos que la puedan sostener.

La segunda modalidad sería la más sana, aquella donde el fin de la comunicación es la comunicación en sí misma, donde pueden compartirse desde intimidades hasta intereses comunes. En este tipo de comunicación las personas se involucran personalmente, pues son comunicaciones de tú a tú. En el primer caso la comunicación es de mí hacia todo lo malo que hay en el mundo, porque tiende a despersonalizarse el objeto de frustración generalizándolo. Pepita se pelea con su novio y en la modalidad de descarga expresará lo malo que son los hombres, cómo engañan a las mujeres, etc., en lugar de hablar directamente de su novio. En la modalidad de descarga el objeto malo se generaliza, Pedro se convierte en los hombres, Juan el político en los políticos, María la doctora en los doctores, etc.

La tercera forma resulta más compleja y se da en personas con personalidades psicopáticas capaces de tomar distancia de los vínculos y emplearlos manipulativamente sin involucrarse realmente en ellos. Son las personas con una personalidad seductora que se comunican para lograr algún propósito definido. Difícilmente expresen emociones que los desborden, porque no se comunican en la modalidad de la descarga. No necesitan descargar nada porque simplemente no viven reaccionando a las cosas, sino que mantienen el control. Pueden experimentar presiones que los llevan a resolverlas, son estrategas antes que llorones. Quien se expresa en la modalidad de descarga no resuelve problemas, sólo se queja de ellos como un niño esperando que alguien los resuelva. Ellos no pueden resolver nada porque viven en un estado de desvalimiento. Son víctimas permanentes.

La diferencia entre experimentar frustración y presión ante los problemas es muy importante. La frustración lleva a la queja, la presión a la resolución del problema que genera la presión. Es más, estos últimos encuentran la presión como fuertemente motivadora, los llena de energía para hacer cosas, el llorón, en cambio, sólo busca formas de escape o que alguien le dé ánimos y le palmeé en la espalda dándole la razón, porque es lo que espera. En la modalidad de descarga el comportamiento expresivo tiene dos propósitos: llegar a quien genera la frustración hiriéndolo de alguna manera, y que alguien les dé la razón. Se busca apoyo y aprobación.

Las personas que se relacionan en la segunda modalidad se vinculan de tú a tú, buscan amistad, compartir intereses comunes, etc. Las que se relacionan en la tercera modalidad, emplean las redes sociales como medio operativo, son profesionales que dan a conocer sus servicios, empresas, etc. Se vinculan desde un rol antes que como personas concretas, salvo que su personalidad sea el medio para alcanzar lo que buscan. por ejemplo, un escritor que desee dar a conocer su trabajo, un político su gestión, etc.

Terminando el artículo no pensaba decir más nada del primer estilo, ya que constituye un estilo patológico que sólo genera más problemas que soluciones. Las redes sociales no cumplen propósitos terapéuticos. Revelar intimidades entre amigos es una cosa, revelarlas a gente desconocida en las redes, no. Es más, luego estas intimidades podrán ser empleadas en contra de quienes las revelen. En general representan a personas con pocas destrezas sociales enojadas con el mundo, que se comunican de esta manera tanto en las redes como en su vida cotidiana con quienes las rodean. Terminan convirtiéndose en lo que se conoce como personas tóxicas, pues, o se entra en su juego acompañándolos en sus quejas eternas, o se entra en conflicto con ellas al tratar de hacerlas entrar en razón. De cualquier manera su toxicidad termina por aislarlos cada vez más de quienes los rodean o, terminan rodeándose de personas semejantes.

lunes, marzo 27, 2017



Un comportamiento ético es aquel que se basa en principios y se lleva adelante aún cuando hacerlo puede perjudicarnos. Es esencial este punto, porque hay quienes justifican un comportamiento no ético porque creen que hay un motivo o razón para ello. Tú confías en alguien cuando sabes que se comportará como debe aún cuando ello le perjudique. Hacer lo que nos conviene lo hace todo el mundo, pocos son los que hacen lo que se debe hacer aún cuando ello los perjudique.

Alguien que hace algo reprobable esgrimiendo una razón de conveniencia es alguien en quien no se puede confiar. Lo curioso es que mucha gente actúa de esa manera justificando su comportamiento como excepción debido a las circunstancias. Lo peor de todo es que muchas de estas personas gustan de enarbolar continuamente la bandera de la ética.

No es de extrañar ese comportamiento, el psicoanálisis ha mostrado cómo las personas que viven señalando a los demás sus errores y hablando de lo buenas personas que son, son precisamente las que más fallas éticas tienen. Es más, hasta es tema recurrente en el cine. Un superyo crítico siempre antecede a un comportamiento no ético. Se le conoce como hipocresía. En los ambientes religiosos es donde más vemos este tipo de cosas. Gente que ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Siempre que alguien defensor de la ética pretenda justificar un comportamiento no ético porque no le convenía, díganle que la ética se basa en principios y no en conveniencias personales. Y por esto es por lo que el comportamiento ético es tan difícil de encontrar, porque no conviene a la mayoría, y la mayoría hace sólo aquello que le conviene.

Un comerciante sabe que si vende un producto fallado, debe reponerlo y compensar al comprador aún a costa suya, porque sino su nombre quedará marcado para siempre y los clientes perderán la confianza en sus productos. De poco le servirá defenderse con que no le conviene resarcir a su cliente por el producto fallado, porque la gente espera que actúe de forma correcta y garantice sus productos.

Así es con todo el mundo. Se espera que las personas hagan lo que deben hacer, especialmente cuando ello les perjudique, porque ahí es donde la ética queda plenamente justificada. También se espera que quienes no lo hagan por lo menos no sean tan hipócritas como para pasearse por el mundo con la bandera de la ética cuando ya han perdido la confianza de todos.

domingo, marzo 05, 2017



La esencia de lo inconsciente consiste en retornar.

viernes, marzo 03, 2017



Somos nuestra historia, por eso es tan difícil cambiar.