domingo, febrero 19, 2012



En el arte me gusta el realismo. Resulta más fácil sacar algo de la imaginación que representar un objeto real, porque en este caso las imperfecciones se vuelven muy notorias. Lo real exige precisión, ajustarse al objeto, y muchos creen que para ser creativo conviene liberarse del mayor número de ataduras posibles.

Ensuciar una tela con trazos hasta que alguna forma curiosa emerja siempre será más fácil que pintar un rostro sobre un lienzo, pues el retrato debe mostrarnos la verdad de esa persona, no sólo su aspecto general, sino que es necesario captar su espíritu, su historia, sus pasiones, su temperamento. Retratando lo real se aprende a ver, y un artista verdadero es quien ve lo que otros no pueden ver y puede comunicarnos lo que ve. Estoy pensando en Leonardo pintando la Mona Lisa y los recursos técnicos así como la destreza que le requirió; y me imagino a un moderno pintor ensuciando una tela reclamando libertad para su imaginación. Muchos pintan como niños de 4 ó 5 años, no porque deseen emular su inocencia, sino porque no poseen mayor destreza que un chico de esas edades. Para terminar, me atrevería a decir que resulta mucho más fácil ser pintor hoy que en tiempos de Leonardo.

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