miércoles, enero 22, 2014



Frecuentemente se dice que cada uno vive en su mundo, cierto, posiblemente esta sea la causa de que nadie viva en el mundo real y menos que haya quien se haga responsable por lo que ocurre. ¿Por qué alguien puede buscar vivir en un mundo personal tan distante del real? La respuesta es sencilla: el mundo real provoca malestar, tanto malestar que la mayoría ante la imposibilidad de hacer algo para cambiarlo prefiere construirse uno personal como alternativa que le ayude a vivir. Las distintas religiones han ofertado distintos mundos posibles, las sectas, los movimientos de la New Age, las distintas psicologías, etc. Si alguien necesita algo habrá quien se lo venderá, y como hay tanto malestar en el mundo uno de los mejores negocios es el de vender ilusión y mundos más bonitos.

Pero para poder llevar adelante este proceso hay que preparar el camino, para sacar a alguien de la realidad real y hacerle creer que puede estar en otra realidad más confortable, hay que desacreditar la realidad, hay que hacerle creer a la gente que la realidad no es real y que es él o ella quien la construye. Esto no es algo nuevo, Epícteto lanzó aquella famosa frase de la que hoy tantos psicólogos se aferran como garrapatas: “no son las cosas las que nos afectan, son las opiniones que tenemos acerca de estas”. Bárbaro, si logramos que alguien se crea esta frase podemos convencerlos de cualquier cosa. Así que si alguien está angustiado porque desde hace unos meses corre el rumor de que la empresa donde trabaja está por cerrar, podemos decirle que no es por eso que está angustiado sino por lo que piensa acerca de ese posible peligro y las expectativas catastróficas que se arma en el espacio de su mente. Ya no es el mundo el que nos afecta, es lo que pensamos acerca de éste, por lo que la solución no pasa por cambiar al mundo que está mal, sino en cambiarnos a nosotros mismos para que deje de afectarnos como nos afecta. De esta manera vemos infinidad de fotos relacionadas con la psicología positiva donde todos brillan, todos sonríen con un montón de dientes perfectos y blancos, todos están erguidos, altos, triunfantes, exitosos, y todo eso asociado a la buena onda.

Seligman el fundador de esta escuela aconseja prestar atención a las emociones positivas y registrarlas cosa de que se vayan afianzando y que no le prestemos atención a las negativas, que las dejemos pasar, ya que si no les prestamos atención desaparecerán tan rápido como llegaron. Jung hablaba del peligro de la “sombra”, todo aquello que negábamos acerca de nosotros y del mundo porque no nos gustaba o nos resultaban intolerables.

Claro, el descontento en el mundo va creciendo, los transgénicos generando infinidad de problemas de salud, los agrotóxicos, los problemas de la ecología, el cambio climático, las crisis económicas, etc. Y como nada de esto está pensado en ser cambiado sólo queda decirles a las personas que no son esos problemas los que les afectan, sino lo que piensan acerca de ellos, así que lo que deben cambiar es la actitud frente a estos y dejar de molestar con quejas que sólo contribuyen a que todo el mundo se sienta mal. No hablen de lo que está mal, no se quejen, mentalícense para prestar atención a lo que está bien y les hace felices y dejen de molestar con malas ondas y emociones tóxicas.

El colmo de los colmos es el de hacerles creer a las personas que basta con querer algo para que el universo se lo acerque. A pesar de que esto no ocurre, que basta con una sencilla prueba para demostrar que no ocurre, la gente es tan ilusa y se encuentra tan desconectada de la realidad que puede aceptarlo. Si no les funciona el motivo es que no lo quisieron lo suficiente y por eso el universo no les acercó lo que buscaban.

Todo esto es moneda corriente desde siempre, pero comienza a preocupar cuando desde las instituciones médicas y psicológicas tratan de pasarlas como ciencia verdadera. Los psicólogos positivistas de hoy son los nuevos charlatanes vendedores de espejitos mágicos. Claro, muchas veces tienen éxito, sus pacientes dejan de preocuparse, se desconectan del mundo y pasan a vivir en una fantasía propia muy colorida. Parece que engañar a la gente resulta muy fácil cuando además, se da que quieren ser engañadas. Pero desde hace bastante tiempo se sabe cuál es la naturaleza del síntoma: el retorno de lo reprimido. Aquello que negamos del mundo, que tratamos de no ver, reaparece como síntoma para obligarnos a hacer algo al respecto. Posiblemente buena parte de las crisis económicas y sociales tengan esta causa. La verdad tanto tiempo oculta, tapada, negada, encuentra la forma para hacerse escuchar, pero no de forma indolora, sino que dolerá para obligar a hacer algo con respecto a ella. La solución que ofrecen los nuevos psicólogos positivos pasa por técnicas mejores para negar la realidad y para relajarse, cosa de adaptarse mejor al mundo real, sin importar lo perjudicial que sea. Total, si no se puede cambiar el mundo al menos hay que tratar de cambiar la forma de verlo. Si no funciona, siempre queda la opción farmacológica: una buena camisa de fuerza química que nos tranquilice, que corrijan los humores negativos y estimulen lo positivo. Las pastillitas de la felicidad.

En fin, estos nuevos psicólogos, al igual que la literatura de autoayuda, considera que la felicidad depende de la mímica que ejercitemos frente a quienes nos rodean.

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5 comentarios:

  1. Anónimo3:48 p.m.

    Plas plas plas, estoy muy de acuerdo. Al final acabaremos atontolinados del culo...Saludos

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  2. Anónimo10:26 p.m.

    ...."Un hombre obsesionado por una idea....cree encontrarla en todas partes".....(A. Maouris.)

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  3. Anónimo11:03 a.m.

    Yo creo q Emilio Duró tiene razon cuando dice que nosotros como cualquier otro ser vivo estamos programados para la supervivencia por lo tanto estamos programados para prestar mucha mas atención a los problemas y las amenazas ya que esto en su momento ayudaba a la supervivencia, y no el pensar en lo bueno que te ha pasado en el dia, por ejemplo. Es por ello q tendemos a centrarnos mucho mas en las cosas negativas q las positivas, y en este mundo moderno en que vivimos ese instinto de supervivencia no nos hace mucho bien. Eso es una cosa y otra muy distinta el negar la realidad. Supongo que será cuestión de interpretación.

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    1. En este momento nuestra supervivencia está en peligro, pero la gente prefiere mirar televisión y anestesiarse. En eso consiste buena parte del movimiento de psicología positiva. Tú acabas de ilustrarlo.

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  4. Anónimo7:50 a.m.

    Desde el respeto y con la creencia de que cada uno piensa lo que quiere, creo que tu texto sólo tiene sentido en la realidad que tu planteas. La psicología del positivismo no se basa en vivir en la vida de yupi. Se basa en mirar el lado positivo de las dificultades y encontrarles la oportunidad. Cómo en la vida real, como en los negocios, como en las relaciones. Se basa en dejar las obsesiones a un lado, afrontar la vida como viene y echarle un par en vez de caer en el "pobrecito de mi", las dramatizaciones y la mala leche de los amargados. Y no se basa, en lo que equivocadamente describes como bastar con creer para que el universo te lo acerque... Es tan simple como das lo que recibes. Si das amor y comprensión, aun que la vida te golpee de vez en cuando, recibirás lo mismo. Si escuchas, te escucharan. Si trabajas duro, tendrás recompensa. Sin más, sólo otro punto de vista

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