jueves, enero 23, 2014



Cuando vemos una película o una obra de teatro, o leemos una novela, vivimos una ficción a medias creída. Una vida también debe ser vivida así, como una ficción a medias creída, si se rompe el encantamiento, si la ficción de nuestra vida no puede ser creída ni a medias, entonces no puede vivirse. La vida es una obra de ficción donde interpretamos diferentes papeles, mientras sentimos que estamos interpretando y nos dejamos llevar por el papel, todo parece ir bien, hasta que nos tomamos demasiado en serio y todo se echa a perder. No podemos despertar del sueño, porque para hacerlo debería haber un lugar hacia el que despertar, no lo hay. Lloras porque en el guión que representas te ha tocado llorar, no porque debas ponerte triste. Sólo los malos actores terminan confundiéndose con sus personajes.

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