domingo, marzo 31, 2013



¿Por qué algunas personas dudan de que el libre albedrío existe y con ello la libertad? En primer lugar porque en su caso no ejercen jamás la libertad que disponen y se encuentran, por ello, bloqueados existencialmente. ¿Por qué ocurre esto? Porque el miedo a asumir riesgos los paraliza. Pueden ejercer su libertad en situaciones donde no hay riesgo, por lo que no cuenta grandemente. Que me lave los dientes con una pasta dental u otra no me conduce a experimentar que posea una libertad real. Cuando se requiere cambiar algo importante en nuestras vidas es necesario realizar actos riesgosos, muchas veces ponernos en peligro.

Quienes no son capaces de asumir riesgos no poseen libertad real, no poseen libre albedrío ya que no les funciona para transformarlo en actos verdaderos que se traduzcan en la expresión de esta libertad. Hay personas en este mundo incapaces de asumir riesgos, completamente paralizadas y que sólo se mueven cuando algo los obliga a actuar. No poseen iniciativa, sólo pueden actuar cuando algo les pisa los talones. Las personas verdaderamente libres son aquellas capaces de asumir riesgos y de lanzarse a la aventura. Biológicamente estas personas están llenas de testosterona, así que podría pensarse que tampoco son libres ya que están empujados por la hormona para asumir riesgos, muchas veces innecesarios. La cosa sería determinar si la testosterona empuja a asumir riesgos o, si el valor de la persona y confianza en sí misma son las responsables del aumento de la hormona necesaria para lanzarse a la aventura de la vida. Si las experiencias responsables del aumento de la autoestima y confianza en sí mismos son las que llevan a asumir riesgos, entonces el ejercicio de la libertad también estaría condicionado por estas experiencias. De cualquier manera, si se dan experiencias de logro quiere decir que se posee talento, recursos para enfrentar las distintas situaciones. Sin duda, que quien posee talento y recursos innatos poseerá mayor libertad real que quienes no.


Sintetizando: las personas timoratas, miedosas, incapaces de asumir riesgos, no poseen libertad real; mientras que quienes sí son capaces de asumir riesgos poseen una libertad real, siempre y cuando ese impulso para asumir riesgos no sea tan intenso que conduzca a quien lo sufre a cometer errores por malos cálculos. Un gato que se sienta león y se lance contra un doberman será comido. Así, que podríamos concluir que son libres las personas con una confianza en sí mismas realista fundada en el autoconocimiento y, que además, poseen una correcta capacidad para asumir riesgos -los locos pueden lanzarse a cualquier aventura que los estrelle contra una pared-. Igual, podrán ver, que lo que limita a las personas es el miedo que despierta una situación, de ahí a la resistencia al cambio. La razón poco puede hacer contra el miedo cuando paraliza, de poco sirve decirle a alguien que sufre de agorafobia que nada le ocurrirá si sale a un espacio abierto. Precisamente, la duda acerca del libre albedrío o a la libertad real, surge en personas que pueden razonar perfectamente, pero que aún así no pueden armarse del valor necesario para hacer lo que saben que deberían hacer.

Por lo tanto, siempre que se encuentren con alguien que dude filosóficamente del libre albedrío pueden estar seguros de que se encuentran frente a alguien sin talentos y muy miedoso.

(Un dato ilustrativo es el de los delincuentes con exceso de testosterona, ésta los conduce a asumir riesgos innecesarios que los llevan a ser apresados, a veces dan la sensación de que buscan serlo y muchos psicólogos así lo creen. Yo lo creo así.)

EL HOMBRE LIBRE ES EL QUE ELIGE ELEGIR

Concluyo diciendo que el hombre posee libre albedrío pero que no siempre puede traducirlo en un acto de libertad debido al miedo. El miedo no sólo inhibe el comportamiento sino que en algunos casos inhibe el pensar.

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