lunes, abril 01, 2013



¿En qué consiste la angustia? Kierkegaard decía que la angustia es el miedo a la nada, cierto, pero ¿cuando se cae en la nada?, cuando no se puede SER, y esto sólo ocurre cuando no hay opciones. La falta de opciones conduce a la angustia. Sin embargo, a veces se comete el error -yo lo he cometido- de creer que las opciones provocan angustia porque obligan a tener que elegir. No es así, la falta de opciones conducen a la angustia. (Por este motivo muchas personas terriblemente angustiadas manejan la idea del suicidio como opción para disminuir la angustia, y funciona. Estas lograron resolver sus problemas gracias al manejo de la idea del suicidio. Sabían que en cualquier momento cuando la angustia se volviera insoportable disponían de la opción, así que se aliviaban, pudiendo seguir adelante.)

Muchas personas se encuentran completamente prisioneras de su situación sin poder salirse de ella, por eso se angustian. Kierkegaard no tenía opciones, por eso vivió angustiado toda su vida. Sin embargo, cuando se vive angustiado, sin opciones por mucho tiempo y un día se presenta una, se rechaza para seguir sin opciones. Fue el caso de Kierkegaard cuando se le presentó la posibilidad del casamiento con Regina Olsen, prefirió renunciar a esta posibilidad.

Recuerdo una perra medio ovejera que tenía en mi casa, era muy inteligente y lo aprendía todo, pero tenía un rasgo, jamás cruzaba el portón de calle porque sabía que no debía salir del jardín a la calle. Podía correr a un intruso pero cuando éste cruzaba el límite del portón, ella ya no seguía. Sólo llegaba hasta esa línea. Cuando se enfermaba y debía llevarla al veterinario no había forma de hacerla cruzar esa línea, debía cargarla en brazos y cruzar yo con ella y recién luego de muchos metros colocarla en el piso. Posiblemente cuando alguien se acostumbra a estar angustiado y se le ofrece la posibilidad de la libertad, puede que se entre en pánico y no se acepte. La persona angustiada está paralizada, aferrada a su estado y no puede cruzar la línea de la libertad. Los existencialistas oponían el ser a la nada, la nada es no ser. Si alguien no realiza sus potencialidades no es. Uno puede no ser, puede renunciar a sus posibilidades y aferrarse a la nada. Kierkegaard era perfectamente consciente de esto. Muchas personas son conscientes de no tener opciones, las pocas opciones que se le presentan no son opciones verdaderas. Son caminitos pautados a seguir. Por eso podemos ver a parejas que se llevan mal, mujeres golpeadas que deben tolerar su situación porque la alternativa no se les presenta mejor. Pueden abandonar a su hombre y enfrentar la vida solas con dos o tres hijos. ¿Qué elegir en ese caso? Una persona gana poco en una empresa pero tiene asegurado el sueldo, ¿qué es mejor para ella, seguir ahí o renunciar y arriesgarse a probar suerte en otro trabajo? Conozco casos de gente que empujados por la angustia se lanzaron a aventuras en las que no poseían lo necesario para llevarlas a término y quedaron muy mal. Otros no, por supuesto. La gente está angustiada, vive tomando medicamentos psiquiátricos para tolerarla. Sufren hipocondría, síntomas físicos difusos, pierden el control sobre sí mismos de la misma manera en que han perdido el control sobre sus vidas. No son las opciones y la obligación de elegir lo que produce angustia, es la falta de estas. Cuando se permanece demasiado tiempo paralizados y abrazados a la nada, luego ya no se está en condiciones reales para aprovechar alguna opción radical que pudiera cambiar ese estado de cosas. Las adicciones surgen en este punto, curiosamente, aunque es cierto que a veces conducen a la pérdida total de libertad, en otros no, ayudan a manejar la angustia, por lo que mejoran la capacidad para elegir y resolver los problemas. Las drogas psiquiátricas actúan de esa manera, pero a veces son más dañinas que unas cervezas o un porro. Posiblemente la naturaleza haya creado las substancias que consideramos drogas con el propósito de equilibrar a las personas. Por este motivo todos los pueblos la han empleado siempre. Es más, se da hasta en otras especies, la mosca macho de la fruta cuando no tiene acceso a las hembras busca frutas podridas donde hay alcohol para emborracharse. Disminuir la angustia a través de substancias específicas ayuda a enfrentar los problemas y resolverlos. Los puritanos antidrogas que adoptan esta POSE argumentando que no son necesarias las drogas para vivir y que sólo constituyen un escape a la realidad y, que además, conducen a la esclavitud, seguramente son personas que no deben enfrentar grandes responsabilidades. Quien debe enfrentar grandes responsabilidades de seguro que las enfrentarán mejor ayudados con unas cervezas cada tanto o un vaso de whisky. No hay valor en verse sobrepasados por la angustia, no poder dormir o descansar. Ese puritanismo mediocre y tonto de discusión de café sólo indica lo poco que pueden comprender de la complejidad de la existencia humana. Y si alguien aduce que en casos de extrema angustia el médico puede decidir qué medicamento emplear y por cuánto tiempo, no se da cuenta que esto implica renunciar a la propia libertad de decidir qué hacer con nosotros mismos. ¿Por qué debe ser otro quien maneje mi angustia? Porque si otro maneja mi angustia dosificándola, también me maneja a mí. En cambio, quien toma un vaso de whisky o fuma un porro cuando sabe que lo necesita, no es un adicto que ha perdido la libertad, es alguien libre para manejar su angustia según su criterio y experiencia.

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