sábado, junio 04, 2016



Las grandes verdades siempre se encuentran unidas a intensas emociones que las vehiculizan, de ahí la dificultad para ocultarlas. También explica porqué el arte es uno de los caminos más empleado para expresar las grandes verdades de la existencia, ya que en esencia expresarnos no consiste en otra cosa más que en dejar que las emociones que nos embargan encuentren la forma de manifestarse simbólicamente. Por lo que en el arte de los pueblos será dónde encontrarán su verdad más verdadera antes que en los libros de historia.

El artista es como un médium, a través de su sensibilidad exacerbada vive con mayor intensidad los conflictos de su medio, pero al poseer la capacidad de expresar estas intensas emociones en forma simbólica, promueve de alguna manera la catarsis colectiva. El filósofo, en cambio, también capta estas emociones y, a partir de ellas puede representar lo que está ocurriendo en un lenguaje racional antes que figurativo, lo que le permite teorizar sobre los grandes problemas de la Humanidad. Claro, los públicos de uno y otro son distintos, quienes poseen la suficiente capacidad intelectual para entender al filósofo puede que lo prefieran, mientras que los demás serán arrastrados más por las expresiones artísticas que apuntan directamente a la emoción del espectador. Ambos caminos son igualmente válidos.

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