martes, septiembre 01, 2015



Todos los llamados gobiernos progresistas-populistas adolecen del mismo mal: desviar dinero hacia quienes no trabajan.

Un mal concepto de justicia social que enmascara una poco oculta envidia pide quitarle al que tiene más para dárselo al que tiene menos. Los menos inteligentes no se ponen a pensar –ni lo desean- que quienes tienen más han trabajado más para obtener lo que han alcanzado. Los haraganes, los que no desean esforzarse, los que no estudian, no se forman, no trabajan, pretenden que a quienes sí lo han hecho se les quite parte -o todo- de lo obtenido con su esfuerzo y se lo den a ellos, y pretenden llamar justicia social o redistributiva a este mecanismo. Claro, resulta más fácil exigir que te den a hacer algo para ganártelo.

Esto que describo rompe los ojos dicho así, pero la inmensa mayoría de las personas no lo ven, o no quieren verlo. Me inclino por el lado de no poder verlo. Si las personas fueran verdaderamente inteligentes el mundo no estaría como está.

Sin duda que resulta correcto ayudar a alguien que por alguna desgracia se ha quedado sin trabajo o forma de ganarse el sustento para sí o su familia. Pero ayudar a esa persona a levantarse no implica pagarle un sueldo por no trabajar de por vida. Pues, sencillamente no volverá a hacerlo. Se le puede dar un subsidio de algún tipo mientras se le encuentra trabajo, unos meses, pero no 2 o más años, porque simplemente se las arreglará para no trabajar cosa de poder seguir cobrando ese subsidio.

No hay que mantener a los desempleados con subsidios, hay que buscarles trabajo, y si no quieren trabajar quitarles el subsidio y a otra cosa, verán como al poco tiempo encuentran trabajo o algo para hacer. Claro, pueden argumentar que en 2 años no han podido encontrar trabajo a pesar de buscarlo con todo su empeño. Cuando se interroga a estas personas fácilmente encontramos el motivo por el que no han encontrado empleo que vaya con su personalidad, status social, formación, etc., es que no sobran cargos de Gerentes Generales en las empresas. Nadie quiere trabajar de empleado simple, además, los patrones son terriblemente desconsiderados, viven pidiendo que se hagan cosas y terminan generando mucho estrés. Quién se cree que es ese tipo que me pide que haga cosas, ¿acaso cree que por un sueldo tan magro además debo hacer lo que me pide?

Los gobiernos progresistas levantan sus banderas en torno a un principio que llaman de justicia social que se manifiesta en torno a dos movimientos: quitarle a los ricos (porque son malos, aprovechados, y lo que tienen lo tienen porque les cayó del cielo o porque han explotado a alguien, no porque hayan trabajado por ello) y sostener el desempleo con subsidios, de esa manera se aseguran los votos pues nadie va a votar a alguien que pueda terminar quitándoles un sueldo que cobran por no hacer nada.

Por si fuera poco se crea el hábito de no trabajar o, peor aún: la cultura del paro, de no trabajar. ¿Cómo hace para empezar a trabajar nuevamente alguien que ha estado años en el paro? Y cuando esta estructura se convierte en Cultura, más difícil resulta erradicarla. Cuando se establece la Cultura del no trabajo, del paro, junto a la exigencia al gobierno de que dé más subidio para estas causas, se crean las condiciones para la ruina de un país. Con vagos militantes de la vagancia sólo existe un camino para un país: la ruina completa.

¡Qué país puede sostenerse así castigando al que trabaja y premiando al haragán que no quiere trabajar? Bueno esa es la esencia de los gobiernos progresistas, gobiernos que se encumbran encausando el descontento popular hacia sus propios objetivos de poder e intereses económicos. La mayoría de los líderes políticos de cuarta sin mucha inteligencia apelan a esta fórmula por la sencilla razón de que funciona.

Esta fórmula es la que emplean todos los gobiernos populistas-progresistas y todos sin excepción han terminado empobreciendo y arruinando a sus respectivos países.

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1 comentario:

  1. Asi es, basta con ver el ejemplo de Venezuela,
    en el que el gobierno subsidia los alimentos,
    de manera que aquello que vale 3 dolares
    en todas partes, en Venezuela vale digamos 50 centavos....
    a primera vista parece muy bueno....
    -
    pues bien ese subsidio genera toda clase de
    comportamientos colaterales.... que obligan al
    gobierno de venezuela a ser cada vez mas y mas represivo
    y totalitario.
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    Resulta que hay gente que acapara los alimentos
    y los vende en los demas paises, entonnces,
    compran los tallarines a 50 centavos y de alguna forma
    los contrabandean por toda latinoamerica al precio
    real de 3 dolares....
    -
    Y todo porque los subsidios de los gobiernos
    convierten a los pueblos en perezosos y
    pasivos

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