
Es importante retener esa idea de espacio virtual, espacio virtual que ha dado origen a expresiones como las de “ver con el ojo de la mente”, pues en ese espacio es donde examinamos todo aquello que no está presente ante nosotros en este momento. Por ejemplo, puedo estar conversando con alguien acerca de un viaje a Paris que realicé tiempo atrás y mi interlocutor a partir de datos en su memoria, experiencias pasadas, películas, lugares similares, etc., recomponer en ese espacio mental lo que le cuento, cosas que además yo mismo estoy examinando en este momento en mi propio espacio mental para poder comunicar. Este espacio mental o virtual debió aparecer en algún momento de nuestro desarrollo filogenético con el propósito de que pudiéramos orientarnos en el mundo y realizar previsiones, por ejemplo, si al pasar por cierto lugar tropecé con una piedra que no vi, cuando vuelvo a pasar por el mismo lugar estaré atento a esa piedra porque sé que por ahí se encuentra, adelanto su presencia. En síntesis, la mente en este sentido es un espacio donde se puede construir una replica del mundo, una representación, que mientras más precisa sea mejor me permitirá orientarme en el mundo.
Pero con esto que he dicho parece que no se agota la idea que tenemos acerca de la mente, algo llamó la atención a Freud, le llamó la atención que muchas veces las personas actuaban sin saber a ciencia cierta porqué lo hacían, sin embargo, esos actos demostraban poseer una intención muy precisa, de esta manera descubrió que nuestro actuar es en buena medida inconsciente y que los procesos psíquicos se desarrollan también en buena medida por debajo de la conciencia, por lo que son inconscientes. Para dar una idea de cómo opera nuestro aparato psíquico Freud apeló a la analogía con el Iceberg, donde la conciencia representaría la parte visible del Iceberg y donde el resto del mismo no sería visible por encontrarse sumergido bajo el nivel del mar. En este caso lo inconsciente representaría una parte de nuestro aparato psíquico muchísimo mayor que lo consciente determinándolo.
Sigamos explorando estas ideas porque no me interesa analizar un sistema en concreto sino explorar la idea de “mente” desde varios ángulos. El motivo es claro, la ciencia de la psicología es nueva y por este motivo tenemos tantas corrientes muchas veces diferentes para dar cuenta de su objeto. Recuerdan aquella historia donde 4 ciegos están palpando a un elefante para tratar de descubrir qué cosa es, y mientras que uno examina una pata y cree que es una palmera otro examina su trompa y sospecha que es una manguera, etc. Algo así ocurre hoy con la ciencia de la psicología, por lo que a pesar de tener un cúmulo importante de conocimientos, conocimientos que permiten intervenir para corregir algunos de los trastornos llamados psicológicos, no podemos aún tomar estos conocimientos como finales.
Una cosa es clara, buena parte de nuestros comportamientos complejos son inconscientes, y así debe ser porque en caso contrario nos encontraríamos como aquel ciempiés, donde le preguntaron una vez cómo hacía para mover en forma coordinada sus patas para caminar y cuando se autoobservó para responder se dio cuenta que no sabía cómo lo hacía, es más, una vez que tomó conciencia de ellas ya no supo como caminar.
Si una vez que aprendemos un comportamiento complejo no somos capaces de soltarnos y permitir que en buena parte se realice en forma inconsciente no podríamos hacer nada en este mundo. Observen a los ciclistas o a los conductores de autos, si debieran mantener una atención crispada para poder realizar la tarea ésta sería imposible de realizar. Una vez que la tarea se aprende se realiza en forma inconsciente y sólo intervenimos para realizar pequeñas correcciones, que muchas veces también se realizan en forma inconsciente. En realidad, cuando se educa a una persona a realizar una tarea compleja se espera que lo haga en forma inconsciente, pues en caso contrario quiere decir que no la ha aprendido. Que la tarea se realice en forma inconsciente no implica que sea en forma mecánica, sino que implica que se realice en un estado especial como de conciencia crepuscular, donde se toma el control en ciertos momentos de la tarea para dirigirla. Cuando un conductor percibe un peligro –percepción que puede ser inconsciente- automáticamente toma el control de la situación y enfoca toda su atención a lo que ocurre para actuar según lo que la situación demande.
Debo destacar que un ejecutante alcanza la “maestría” en una ejecución cuando puede realizar prácticamente toda la tarea en forma casi inconsciente, porque en ese estado es cuando más efectivo se es. Cuando se dirige con la atención una tarea los logros son menores generalmente. Es común escuchar en los grandes maestros ejecutores que mientras menos conscientes son al actuar más eficientes se sienten. (Como acotación al margen debo decir que aquí es cuando la “confianza” en uno mismo es importante, porque si se pierde esa confianza se rompe el desarrollo de la tarea, se pierde la melodía, el ritmo, etc.)
Bueno, en el título de este ensayo menciono la noción de “mente en el Zen”. Noción que no se aparta de lo que he dicho, pero que al iluminarla desde otros ángulos permite captar mejor la noción de mente, aunque claro, eso no quiere decir que por ello pueda definirse con mayor precisión. Por el momento la noción de mente no puede definirse por involucrar procesos muy complejos y distintos, como mucho puede hablarse de fenómenos mentales, pero nada más.
El Zen consiste en una práctica donde se persigue un objetivo: el Satori o iluminación. El Satori es un estado donde la persona logra intuir abruptamente su propia naturaleza, yo agrego que es, además, un estado de integración, de síntesis en el funcionamiento mental de la persona donde se alcanza la autorrealización.
El proceso mediante el cual el practicante Zen alcanza la iluminación se suele ilustrar a través de los 10 cuadros de pastoreo del búfalo.
En este momento no recuerdo con precisión cada una de las imágenes, sin embargo, para explicar la idea que se representa puedo valerme de lo que recuerdo. En la primer imagen se ve a un pastor inquieto, que se siente mal y busca algo sin saber qué es lo que busca, pero sabiendo que al encontrarlo logrará tranquilizarse y recuperar la armonía que pudo haber perdido en caso de haberla tenido alguna vez. En otro de los cuadros descubre unas huellas, le cuesta reconocer qué son esas huellas pero sabe que están relacionadas con su camino, con lo que busca. Todos nosotros pasamos alguna vez por ese estadio en la juventud donde reconocíamos en nuestro medio ciertas señales o pistas que pensábamos nos conducirían a donde necesitábamos llegar. Esas señales pueden ser de muchos tipos, pero reconocemos que están relacionadas con nosotros o con nuestra búsqueda. Son las señales que poco a poco nos van revelando nuestro camino en la vida. En otra de las imágenes el pastor encuentra al búfalo, es un búfalo negro que trata de huir al ver acercarse al pastor. Simbólicamente el búfalo representa nuestra naturaleza animal, pero representa algo más, representa nuestro cordón


Lo importante en esta descripción consiste en cómo se percibe a la mente, pues la mente es el búfalo. En una persona integrada búfalo y pastor son UNO y actúan como UNO, pero supongamos que en algún momento ocurre algo que asusta al búfalo y asustado sale corriendo sin que el pastor pueda detenerlo. Bueno, los trastornos mentales se manifiestan así, se

Parte del tratamiento psicoterapéutico debería consistir en tranquilizar a ese búfalo y hacerle perder el miedo a aquello que lo ha asustado. Cuando eso se logra, cuando el búfalo perdió el miedo el pastor toma nuevamente el control y el problema puede resolverse.
Pero veamos algunas cosas más de esta analogía. Veamos qué ocurre cuando una persona está en proceso de aprender una actividad, por ejemplo una profesión, un arte, etc. En el comienzo


Estas ideas se representan de la misma manera en las distintas tradiciones espirituales, en el Taoísmo el búfalo se sustituye por un tigre, en algunas tradiciones de la India por un elefante, etc., pero las ideas son siempre análogas.
La descripción del Pastor-Búfalo, es absolutamente ilustrativa.
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