domingo, julio 30, 2006



Creo que el titulo es revelador, porque este artículo bien podría haberse llamado El Encantamiento. Supongo que el pez se da cuenta de la existencia del agua cuando es sacado de ésta, el encantamiento se descubre cuando se rompe. Mucho se habla del deseo en el psicoanálisis como motor del comportamiento humano, lo interesante del uso de algunas palabras es descubrir cómo condicionan la comprensión de los distintos fenómenos. Un ligero cambio de palabras actúa como una nueva luz que revela aspectos antes ocultos. No dudo del poder del deseo como motivación en el actuar de los hombres, pero ¿en qué marco se sostiene el deseo? ¿Cuál es la condición de la existencia del deseo?

El psicoanálisis plantea varias teorías, yo voy a tratar de ser menos complejo pues quiero mostrar la existencia del deseo como resultado de un encantamiento. Cuando el encantamiento se rompe, se corta el deseo. ¿Cómo puede romperse este encantamiento? Las malas experiencias rompen el encantamiento, el dolor, las pérdidas, etc. El realismo que tan de moda se encuentra, ¿acaso no representa el desencanto del mundo? Una persona realista es aquella que ya no quiere dejarse encantar por nada ni nadie. Ya no queda magia en el mundo para estas personas. Un mundo sin magia constituye el máximo triunfo del desencanto. Ya nadie cree en nada ni en nadie, ya no queda esperanza, ya no es posible soñar un mundo mejor. La poca felicidad que puede llegar es la debida a un golpe de azar, aquella que llega cuando no se espera, porque ya no se quiere esperar nada para no sufrir más desengaños. Los realistas temen buscar la felicidad.

Recuerdo el gran descubrimiento del Buda: el deseo es la causa del dolor, de la infelicidad. Todo lo contrario, el dolor es la causa de la pérdida del deseo, del rompimiento del encantamiento, del desengaño. El camino del Buda consistía en escapar de la vida, del famoso ciclo de la rueda del renacimiento, del karma, etc. Nadie sabe qué cosa sea el nirvana, pero las descripciones parecen sugerir que es una especie de muerte total de la conciencia. Los cristianos no se quedan nada atrás, con la diferencia de que enfrentan el desencantamiento del mundo ofreciendo un cielo para el alma eterna, un cielo donde sólo hay felicidad, pero sin sexo, cerveza, ni rock and roll. Una especie de felicidad diseñada para un niño de 4 años, donde los leones no matan para comer, sino que pienso que deben de comer pasto o lechuga.

Dejando de lado estas concepciones infantiles para ver si se puede hacer algo con respecto al desencanto, lo que es verdaderamente relevante es tratar de comprender el proceso mediante el cual las personas se desencantan, y si es posible reencantar el mundo y las cosas.

Si observan a las pocas personas que aún sostienen el encantamiento por el mundo, verán que no son demasiado realistas, y que no les importa demasiado la realidad, andan por el mundo con anteojeras a todo aquello que pueda desencantarlos, que pueda poner en peligro sus concepciones. Por otro lado, los desencantados pueden dedicarse a lo que ellos llaman la búsqueda de la verdad, búsqueda que consiste en el proceso inverso al que siguen los que están encantados. Quien tuvo malas experiencias, luego buscará protegerse de que no le vuelvan a ocurrir, por lo que recogen todos los datos negativos que puedan encontrar, cosa de que jamás los vuelva a tomar desprevenidos la realidad. En realidad no es que alcancen la verdad acerca de las cosas, lo que terminan logrando es una especie de encantamiento a la inversa, donde todo es negativo, malo, peligroso. Son los que viven haciendo denuncias acerca de lo que está pasando en el mundo, los que informan de todo lo malo, feo y negativo. En el espectro político representan a la izquierda radicalizada, enojada, siempre en conflicto. Debo destacar que me parece bien el tratar de cambiar las cosas que están mal, en lograr los valores del socialismo y la igualdad de oportunidades y todas esas cosas. Sin embargo, muestro un proceso sistemático de desencantamiento, desencantamiento que puede terminar por convertirse en causa de más desencantamiento y la renuncia de tratar de hacer algo por la vida. Si todo está mal, si el hombre es malo por naturaleza, si no hay esperanza, difícilmente alguien pueda querer hacer algo por mejorar el mundo, ya que está convencido de que el cambio para mejorar es imposible.

Ayer me encontraba conversando acerca de la relación entre el amor y el encantamiento, viendo al amor como una forma de encantamiento que dura hasta que se rompe el encantamiento. Una vez que se rompe, para muchas personas resulta imposible volver a encantarse nuevamente, se vuelven realistas, desencantadas con las personas, sin esperanzas. Bueno, lo que ocurre con el amor, ocurre con todo aquello donde se rompe el encantamiento. Claro, una vez que se pierde la inocencia, ya no puede recuperarse. ¿O sí se puede?

Una psicóloga conductista me decía que por 10 minutos de amor y felicidad, luego se tenía horas de llanto y tristeza, por lo que no valía la pena el esperanzarse. Si así piensa una terapeuta, me imagino cuanta esperanza e ilusión pueda despertar en sus pacientes. Porque es así, la cura no puede ser el dejar de ilusionarse, el volverse realista a pleno, el convertirse en un muerto en vida. Porque el realismo extremo termina en eso, matar toda ilusión, toda esperanza de encantarse nuevamente, es morir en vida. Otra amiga me contaba que ahora tenía una relación donde se sentía bastante bien, pues él la aceptaba como es, y ella podía tolerar las cosas de él. En definitiva me contaba que ella no era una mujer que se enamorara muy intensamente, que el sexo no la llenaba demasiado, que no era romántica, y que él aceptaba todo eso. Supongo que él sufriría de cosas similares que pueden encuadrarse dentro de lo que llamo el desencanto. Es más, terminó diciéndome que ella no lo había buscado, porque ya no buscaba, sino que simplemente llegó y la llevan bien juntos, se encuentran cómodos. Aquí está presente otro de los grandes síntomas del desencanto: el renunciar completamente a la búsqueda de la felicidad, a convertirse en un ser pasivo que tiene una esperanza escondida, de que de algún lado llegue algo, pero sin atreverse a buscarlo. Un síntoma clave para comprender un rasgo completamente patológico del desencanto, consiste en la renuncia a buscar la felicidad, pero no sólo a la renuncia a hacer algo para obtenerla, sino a tomar conciencia del deseo. Se teme desear. Se desarrolla la convicción de que no se podrá obtener jamás lo deseado, por lo que se deja de desear, y se espera simplemente a que lleguen las cosas, y si no llegan, simplemente se confirma la expectativa. Porque el desencanto va de la mano de la actividad por dejar de hacer algo para alcanzar lo que se desea, sólo se cumplen con las obligaciones necesarias para sostener la vida, generalmente obligaciones sociales. Se hace lo correcto para cumplir, sin desear, esperando inconscientemente que al hacer lo correcto pueda llegar el premio, sólo se fluye sin esperar nada. Nada de deseo, sólo cumplimiento de obligaciones haciendo lo correcto. Bueno, en otras modalidades del desencanto ni siquiera se hace lo correcto, es más, muchas veces se hace todo aquello que encauce el instinto de autodestrucción. Supongo que la causa se debe a que inconscientemente se experimenta la imposibilidad de satisfacer el deseo como una especie de castigo por alguna culpa, la famosa culpa inconsciente. Así, estas personas se lanzan contra sí mismos a través del consumo de drogas, alcohol, adicciones diversas, etc. Todas aquellas conductas que entran dentro de lo que se entiende como comportamiento autodestructivo. Es el clásico antihéroe desencantado de la vida que tanto está de moda hoy, especialmente entre los artistas.

La pregunta sigue en pie: ¿es posible el reencantamiento del mundo? ¿es posible reintroducir un poco de magia en la vida? Al menos es claro que sí es posible detener el proceso de desencantamiento activo, lo que se llama tirar malas ondas, o tratar de despertar a las personas de las supuestas ilusiones, cosa de protegerla de desengaños futuros.

Creo que dos ejemplos bien concretos pueden ofrecer algunas ideas interesantes: el del político y la del galán que trata de enamorar a una dama. Es claro que tanto el político como el galán, deben saber cómo encantar a las personas, cómo hacerlas soñar, como hacerlas ilusionar, esperanzar con algo. Pero para poder hacer esto, es necesario que uno aprenda a ilusionarse, a desarrollar la convicción en que es posible alcanzar lo que se desea. Por lo que un buen camino para reencantar al mundo es aquel de las obras. Cuando se desarrolla la confianza en uno mismo y en lo que se puede hacer, es posible luego transferir esa confianza a otros. La psicóloga que mencioné más arriba, difícilmente pueda transferir la confianza en que el amor es posible y que no sólo es posible, sino que también es deseable. En síntesis, si malas experiencias condujeron al desencantamiento, buenas experiencias pueden contribuir a un nuevo reencantamiento del mundo. Claro, sospecho que existe un punto de no retorno. (O esto que acabo de escribir es síntoma de mi desencantamiento)


8 comentarios:

  1. Muy interesante tu planteo. Me hizo pensar en que a veces el deseo contiene en sí el desencanto pues proyecta necesidades propias sobre los otros.
    El deseo en sí mismo, como motivación es importantísimo, pero creo que deberíamos tener cuidado en no "orientarlo" en acciones ajenas... creo que el deseo es poderoso si tomamos conciencia de que nace de uno mismo, desde la interioridad y que esto en sí es auspicioso, más allá de la concreción digo, más allá de las voluntades ajenas.

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  2. Sí, a veces el deseo lleva el desencanto, es más, generalmente lo que hacemos es conducido por el deseo. Porque a veces se tiene el deseo de no alcanzar algo. Triunfo y fracasa se deben muchas veces al deseo, pero pocas personas poseen un autoconocimiento capaz de permitirles darse cuenta. También es cierto que se puede colocar el desencanto en otros.

    Una constante en tus planteos ha sido casi siempre el de la individualidad, como si pudieras querer cosas que no pasaran directamente por las personas, pero muchas veces el deseo desea a otras personas.

    Ya hablamos antes acerca de la necesidad de reconocimiento. Creo que esa necesidad tiene un propósito y por ese motivo está determinada genéticamente, tiene el propósito de mantener unidas a las personas en comunidades. Sin esa necesidad las personas harían lo que quisieran y podrían hasta alejarse de otros al punto de quedarse completamente solos, llevando a que la especie humana desaparezca.

    Tú eres artista, y debes sentir que tu arte es lo importante y que para realizarlo no necesitas a nadie. Tu actividad puede darte esa ilusión, pero no es así.

    También, puede ocurrir otra cosa con lo que has dicho, puede que me estés diciendo algo que sólo yo puedo entender. Casi un consejo. Pero puedo equivocarme. Porque parecería que me estas diciendo de que hay que cuidarse de no dejarse manipular por otros a través del deseo, ni de enfocarlo en cosas que pueden no ser las nuestras.

    Pero todo eso pasa por el autoconocimiento que cada uno tenga y por los procesos que nos motivan. Algunos pueden en su confusión estar haciendo lo que no harían si percibieran todas las consecuencias de sus actos y de sus motivaciones. Pero eso lo va dando la experiencia y el aprendizaje a partir de la experiencia.

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  3. Es cierto, mis planteos suenan siempre a individualistas, pero no necesariamente lo son. Es cierto también que trato siempre de centrarme en mis deseos y ser receptiva a los deseos ajenos, más sin imponerlos (gráficamente sería encajar piezas, nunca superponerlas); y también es cierto que la mayoría de la humanidad no comparte mi visión, pero entiendo que tengan una visión distinta y puedo convivir con las diferencias.
    Respecto del reconocimiento, mmm... lo sigo masticando...
    Gracias por considerarme una artista, yo digo que simplemente me expreso porque lo necesito, si a alguien le sirve me alegraré.
    En cuanto a los consejos, la experiencia es instransferible, cierto es que en mi caso trato siempre de no "orientar" mis deseos hacia los demás, pues si lo hago capaz que les cargue un peso que no puedan llevar... No estoy segura de que sea posible dejarse manipular por los deseos de otro, creo que todas las decisiones que tomamos en nuestra vida tienen como razón última uno mismo (pero a esto ya lo aclararé en otro post, pues me lo he preguntado luego de haber sido víctima de manipulación); pero es mi caso y bien remata Ud. su comentario hablando sobre la experiencia y el autoconocimiento, y creo que lo dice con conocimiento de causa.
    Salud!

    PD: el cambio estético del blog 10 puntos!

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  4. ¿Ahora me tratas de Ud.?

    Sí, la manipulación afectiva es posible, y muchas veces cuesta darse cuenta de ello. Y superarla es parte del aprendizaje de vida, del crecimiento.

    Cuando menciono tu individualismo no lo hago como crítica -pues yo soy tan o más individualista que vos- lo hago para que vieras si tras esa filosofía del individualismo no se esconde un conjunto de experiencias dolorosas que te llevan a cuidarte de las personas. En realidad, como te conozco desde hace un tiempo y entre las cosas que me has contado me has hablado de esa sensibilidad o susceptibilidad a las personas. Y esa susceptibilidad es la que habla con el discurso del individualismo. Uno es tolerante para que sean tolerante con uno, uno no juzga para que no lo juzguen, etc. Pero podría ocurrir que un comportamiento así terminara por hacerle perder espacios a la persona, porque desgraciadamente saber relacionarse y encajar en el mundo es necesario para lograr cosas, es más, a veces el manejar a las personas y grupos es necesario para lograr lo que se desea o necesita. No lo digo esto en un tono manipulatorio. Porque cuando uno desarrolla filosofías de vida debe estar atento si al hacerlo no está autolimitándose, imponiéndose restricciones innecesarias.

    Pero bueno, habrás visto el símbolo del Tao en la cabecera de la página, por lo que en muchos sentidos he construido una vida donde no dependa de otros. Trato de hacer aquellas cosas que sólo dependen de mí, y sospecho que tú haces lo mismo. Trato de ver todo como un proceso y dejarme llevar por como las cosas se van dando. Es una forma de mantener a raya mi personalidad agresiva, y dejar que las cosas descansen directamente en los procesos, y no en mi. Hay un frase que dice: “no empujar al río porque fluye solo”.

    También creo que existen cosas para nosotros que son mejores que otras, a pesar de creer bastante en el destino, me refiero fundamentalmente a nuestros talentos. Es mejor estar en los espacios donde mejor nos desenvolvemos. Así que si una persona es introvertida por naturaleza, tal vez sea mejor que aproveche esa tendencia para hacer las cosas donde esa tendencia mejor pueda desarrollarse. Y si otra persona se encuentra más a gusto en tareas donde prime el relacionamiento con otros, bueno, que esté donde mejor pueda hacer lo suyo.

    Gracias por los 10 puntos por el cambio estético. Me inspiré en tu blog, luego le agregué algunas cosas. Por algún motivo necesité de la oscuridad. Estoy pasando por un proceso dark, necesito de la oscuridad, de las sombras, de la interioridad. Claro, no sé si es bueno lo que me está ocurriendo.

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  5. No lo tomo a crítica, y me queda claro tenemos una visión similar del individualismo, a veces la gente llega al individualismo por las experiencias que comentás, de hecho tuve una fase de reclusión en lo que llamo "la torre solitaria", pero la trascendí y aprendí mucho. Mi torre solitaria era mi refugio seguro, veía pasar la vida como una película sin traspasarla, sin vivirla. Luego de eso, entendí.
    En ese momento casi no podía relacionarme, es decir, lo hacía pero superficialmente. Con el tiempo pude salir de ahí, y empecé a concentrarme en cada minuto, fue revelador, redescubrí al mundo y a la gente.
    Es correcta tu aseveración trato de construir mi vida sin depender y de estar atenta a lo que se presenta, justamente, fluir, estar en sintonía.
    Bueno, respecto de los ámbitos de actuación que elegimos, es muy importante saber como, cuando y dónde. Hace unos meses leí Siddhartha de Hesse, creo que explicita muy bien todos estos aspectos.
    Por último, si tu proceso dark te hará bien o no... si es bueno o malo... quien lo sabe? La intuición es buena fuente de conocimiento no? Si es lo que necesitas, pues adelante.

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  6. Vaya, suerte que has salido de la “torre solitaria”. Porque lo curioso de nuestros estados de ánimo es que tienden a perpetuarse de esta manera: primero ves al mundo de cierta forma a través de un cierto cristal, segundo, te movés y estas atenta a todo lo relacionado con ese estado de ánimo. Verás películas asociadas, leerás libros asociados, visitarás lugares asociados, etc. Eso lleva a que el mundo se vaya reduciendo a lo que estas dispuesta a ver. Así, a partir de una causalidad circular vas profundizando en una visión del mundo, visión que se va estrechando pero profundizando. Lo ves en las obras de arte donde el mundo del artista a pesar de su extraordinaria riqueza de matices, se va día a día estrechando. Claro, a veces ocurren otras cosas, como que la temática de los artistas va cambiando con el paso del tiempo, durante un periodo predomina una temática, luego otra, y así va cambiando.

    Te cuento un poco eso para decirte que a pesar de que sólo disponemos de la intuición para realmente conocer y resolver nuestros problemas, a veces esa intuición queda como con anteojeras, mirando lo que quiere ver. No sé a donde me llevará lo Dark, pero por ahora es la “torre” en la que me gusta estar.

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  7. Hola,
    mira que este tema me ha movido bastante. La vida es desencanto desde el comienzo, porque nacemos para morir y morimos desde que empezamos a vivir. Cierto es que la depresión es creer que no hay salida y es que no hay salida! en ese instante de indefensión ante las propuestas del mundo, uno está realmente solo.
    Respecto al deseo, esa es la forma más pura del desencanto: solo deseamos lo que no poseemos. Una vez nuestro solo queda vacío.

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  8. Sí, la vida es desencanto desde el comienzo pero no necesariamente total. Digamos que durante el desarrollo vamos actualizando nuestras representaciones de las cosas, en buena medida eso implica una desilusión, pero a veces no es así, sino que una expectativa negativa no se cumple y obtenemos una ganancia. Así que el problema no estaría tanto en esa desilusión progresiva que se va sufriendo, sino en las desilusiones traumáticas que son las que en definitiva conducen al desencanto total. A esto se agrega un nuevo elemento, cuando actuamos en el mundo se producen cosas, a veces positivas a veces negativas, y eso nos da una sensación de tener algún tipo de control sobre la vida y sobre el mundo. Pero cuando no poseemos ninguna incidencia sobre las cosas que nos interesan, ahí es cuando se cae en la depresión, pues hágase lo que se haga nada cambia. La depresión implica eso: no poder incidir en el mundo para obtener lo que queremos... y en ese caso nos vamos apagando hasta morir.

    El deseo no es malo, al contrario, es expresión de vitalidad. Sin deseos morimos. Por lo que no tener deseos, o dejar de desear para no sufrir, implica morir.

    No es dejando de desear que se reencanta al mundo o se sale de una depresión, es logrando desarrollar las destrezas necesarias para hacerlo. Si se toma el ajedrez como modelo, una depresión equivaldría a la sensación de impotencia que se tiene cuando se perdieron las piezas más fuertes y nos encontramos en una mala situación, por lo que parece que la única opción es tirar al rey. Pero los buenos jugadores, los más fuertes, no entran en depresiones porque conocen su fuerza de juego.

    Para no desencantarse del mundo las personas deben ir enfrentando obstáculos progresivamente más fuertes para crecer y obtener confianza en sí mismos, si se enfrenta a la persona durante su desarrollo a obstáculos insuperables para su fuerza, se derrumba. Y muchas depresiones constituyen en un derrumbe del que es muy difícil salir.

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