jueves, abril 05, 2012



El tema de la verdad nos sale al paso a cada rato en los foros de filosofía, es de las primeras cosas por las que se pregunta para iniciar tema, las respuestas que se dan son las clásicas “la verdad es relativa”, “no tenemos acceso a la verdad”, “la verdad absoluta no está a nuestro alcance”, etc. Estas frases están todas muy lejos de la verdad.

Para comenzar el tema debemos acotar algunas cosas, lo primero acotar la noción de “verdad”, a qué nos referimos con este término. Cada vez que preguntamos por la verdad, nos preguntamos por la verdad de un “ente”. Cuando preguntamos acerca de la verdad, lo hacemos con respecto a un ente. Por ejemplo, podemos preguntarnos si el jueves pasado llovió, si Mario cursó estudios de veterinaria, qué hizo María cuando se enteró que Pablo cenó con Susana, qué mató a los dinosaurios, etc. Ya sabemos a qué nos referimos acerca de la noción de verdad, preguntamos acerca de un ente, podemos preguntar qué le pasó, qué hizo, cuánto duró, etc, lo que queramos, pero también podemos preguntar por cuestiones más generales sobre el ente, por ejemplo, podemos tomar el magnetismo como ente y preguntarnos sobre las leyes que rigen su manifestación como campo. Creo que la noción de verdad es bastante clara y, no es su noción lo más interesante, lo más interesante es saber cómo accedemos a la verdad. Me arriesgo a decir que aún es más interesante el comprobar cómo nos llega la verdad, casi como imponiéndosenos.

Para acceder a la verdad de un ente, éste debe revelarsenos de alguna manera, si el ente no se nos revela su verdad queda fuera de nuestro alcance. En el campo de la Historia, sólo tenemos acceso a aquellos hechos que dejaron alguna huella, de lo que no dejó huella no sabemos nada.

Para que un ente se nos revele como ente y no como información, debe estar relacionado con nosotros de alguna forma. Puedo leer sobre infinidad de cosas con las que no tengo relación, puedo leer sobre la historia de China, sobre la influencia de los virus en la transmisión de genes de una especie a otra, sobre las erupciones solares, etc. Puedo tener información acerca de infinidad de entes con los que no tengo relación directa y, por lo que no se me manifiestan directamente.

Esta distinción entre verdad del ente e información del ente es muy importante ya que muchos creen tener la verdad del ente cuando sólo tienen información, es más, muchas veces tengo la sensación de que la mayoría sólo posee información y, para peor, distorsionada acerca de las cosas.

Pero la relación con los entes puede ser de muchas maneras, y no hay que creer que relación es sinónimo de proximidad física. La crisis de Europa está lejana físicamente para nosotros, pero muy cercana en sus efectos.

Bueno, reteniendo la idea de que la verdad del ente sólo se nos revela cuando poseemos algún vínculo con éste, ahora debemos tratar de descubrir cómo se nos revela esta verdad, más teniendo en cuenta que la verdad del ente muchas veces nos llega distorsionada, especialmente cuando existen intereses que desean mostrarnos una realidad falsa. Quienes hayan tenido algún acercamiento al psicoanálisis puede que hayan oído hablar de las “formaciones del inconsciente”, estas formaciones se manifiestan por quiebres accidentales en el discurso del analizado, cuando se encuentra en análisis, pero también se revelan en el discurso de cualquier persona, como cuando accidentalmente Berlusconi quiso decir, cuando le preguntaban, sobre el dinero que gastó por culpa de los juicios a los que era continuamente sometido, pero en su equívoco dijo el dinero que los jueces le costaron para salvarse. Al toque se dio cuenta del error y trató de recomponer la frase, pero ya todos se habían dado cuenta y el blopper circuló por todo el mundo. Las formaciones del inconsciente no son otra cosa que la verdad emergiendo contra la voluntad del sujeto que trata de ocultarla, a veces en forma inconsciente. Un analista podrá, a partir de estas roturas del discurso acceder a una estructura de fondo distinta a la del discurso manifiesto, y esa estructura revela la verdad que el analizante trata de esquivar.

Podrán estar preguntándose porqué puse el ejemplo del psicoanálisis, puse este ejemplo porque es el que nos permite descubrir cómo se nos revela la verdad acerca de aquellas cosas que son importantes para nosotros, pero que por alguna causa se nos oculta. En principio, todo aquello con lo que estamos vinculados se nos debería manifestar sin mayores problemas, pero en el mundo humano no es así. En el mundo humano la “verdad” es un valor debido a que está oculta y debemos desocultarla, como Heidegger y los griegos nos decían.

Los analistas políticos comprometidos con la verdad, y aquí no vale que no existe un buscador de la verdad política que no se encuentre comprometido sólo con la verdad, sino que la intencionalidad siempre está presente. Esta es una mentira para descalificar a cualquier verdad que se oponga a quien defiende esta mentira. ¿Recuerdan aquel recurso sofístico que se empleaba cuando se estaba perdiendo una discusión que consistía en la salida fácil de decir en ese momento “bueno, la verdad es relativa”, por lo que tu verdad vale tanto como la mía? No, no es así, las verdades verdaderas se manifiestan, y se manifiestan no en los argumentos, se manifiestan en la realidad de infinidad de formas. Si ahora me encontrara mojado a causa de la lluvia, esa no es mi verdad y estaría al mismo nivel de la que alguien esgrimiera en sentido contrario. No hay una “mi verdad”, y la mojadura que tengo lo prueba.

Quiero resaltar este hecho esencial: LA VERDAD DEL ENTE NO SE MANIFIESTA EN LA AGUDEZA DE LOS ARGUMENTOS, SE REVELA EN NUESTRA REALIDAD, EN LA REALIDAD DEL ENTE.

En todo momento deben retener ese dato, porque hay quienes pretenden desplazar el tema de la verdad del ente al de los argumentos, cuando no es ahí donde la verdad se revela.

Volviendo al mundo humano y a las mentiras que se nos quieren vender como verdad, ¿cómo se nos manifiesta esta verdad? Los analistas políticos que buscan la verdad hacen lo mismo que los analistas en sus consultorios, están atentos a esas señales a través de las cuales la verdad se manifiesta evadiendo todos los controles.

Se podrá querer controlar toda la información para imponer la verdad, pero siempre ocurre algún accidente, alguna cosa que desmiente el discurso oficial. Un político hablará en público 10000 horas, de las que la mayoría no recordemos 3 minutos, pero sí recordaremos un pequeño lapsus que puso al descubierto la mentira del discurso oficial. Los analistas políticos comprometidos con la verdad, al igual que los psicoanalistas, están atentos a esas pequeñas señales que apuntan a una verdad oculta y, a partir de esas señales investigar a fondo para poner al descubierto las grandes mentiras oficiales que se desean imponer. Hagan memoria, y se darán cuenta que de la mayoría de los discursos oficiales lo que más recuerdan son aquellos incidentes pequeñitos a veces, que desmintieron el discurso oficial.

Para quien desea ver, la verdad siempre se le manifestará de alguna manera, al que no quiere ver hay que dejarlo vivir en su mentira, porque encontrará la forma de negarse a cualquier indicio de su equivocación.



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