Un comportamiento ético es aquel que se basa en principios y se lleva adelante aún cuando hacerlo puede perjudicarnos. Es esencial este punto, porque hay quienes justifican un comportamiento no ético porque creen que hay un motivo o razón para ello. Tú confías en alguien cuando sabes que se comportará como debe aún cuando ello le perjudique. Hacer lo que nos conviene lo hace todo el mundo, pocos son los que hacen lo que se debe hacer aún cuando ello los perjudique.
Alguien que hace algo reprobable esgrimiendo una razón de conveniencia es alguien en quien no se puede confiar. Lo curioso es que mucha gente actúa de esa manera justificando su comportamiento como excepción debido a las circunstancias. Lo peor de todo es que muchas de estas personas gustan de enarbolar continuamente la bandera de la ética.
No es de extrañar ese comportamiento, el psicoanálisis ha mostrado cómo las personas que viven señalando a los demás sus errores y hablando de lo buenas personas que son, son precisamente las que más fallas éticas tienen. Es más, hasta es tema recurrente en el cine. Un superyo crítico siempre antecede a un comportamiento no ético. Se le conoce como hipocresía. En los ambientes religiosos es donde más vemos este tipo de cosas. Gente que ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
Siempre que alguien defensor de la ética pretenda justificar un comportamiento no ético porque no le convenía, díganle que la ética se basa en principios y no en conveniencias personales. Y por esto es por lo que el comportamiento ético es tan difícil de encontrar, porque no conviene a la mayoría, y la mayoría hace sólo aquello que le conviene.
Un comerciante sabe que si vende un producto fallado, debe reponerlo y compensar al comprador aún a costa suya, porque sino su nombre quedará marcado para siempre y los clientes perderán la confianza en sus productos. De poco le servirá defenderse con que no le conviene resarcir a su cliente por el producto fallado, porque la gente espera que actúe de forma correcta y garantice sus productos.
Así es con todo el mundo. Se espera que las personas hagan lo que deben hacer, especialmente cuando ello les perjudique, porque ahí es donde la ética queda plenamente justificada. También se espera que quienes no lo hagan por lo menos no sean tan hipócritas como para pasearse por el mundo con la bandera de la ética cuando ya han perdido la confianza de todos.
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