sábado, enero 10, 2009



Buena parte del comportamiento en las personas es inconsciente. Una persona aprende a realizar una tarea muy compleja dividiéndola en partes y ejercitándose primero en la ejecución de cada parte. Por ejemplo, un karateka aprende a hacer un tsuki, que es un golpe de puño directo, una maigueri, que es una patada de frente tipo látigo, una mawasigueri que es una patada circular, un bloqueo a la cabeza, un bloqueo bajo, etc.

Se ejercita en cada uno de estos comportamientos por separado, luego debe aprender a integrar todos esos comportamientos en el combate, debe fluir en el combate pasando espontáneamente de una técnica a la otra. Cuando el karateka está combatiendo, no piensa en cada una de las técnicas por separado porque las tiene integradas, sino que crea secuencias de movimientos en forma casi instantánea. Esto ocurre porque cuando se aprenden destrezas de este tipo se vuelven inconscientes. Durante el combate la mayoría de los movimientos son inconscientes, sólo una pequeña parte del combate se encuentra en la conciencia, los lineamientos generales, la estrategia, etc. Esto ocurre también en el tenis, en el fútbol, en todos los deportes complejos de alta competición.

Ahora bien, es fácil entender que una vez que se aprende un comportamiento se vuelve inconsciente y que simplemente debemos confiar que a la hora de necesitarlos se encuentren a nuestra disposición.

¿Pero qué ocurre si nos asustamos, si no podemos confiar en nosotros mismos?

En el momento en que perdemos la confianza en nosotros mismos, requisito que debe acompañar a los comportamientos inconscientes para que se produzcan espontáneamente, dejamos de funcionar correctamente. Basta con perder la confianza en uno mismo para que el inconsciente se vuelva en nuestra contra, y que todos esos comportamientos inconscientes dejen de actuar a nuestro favor para hacerlo en contra.

Claro, la confianza en uno mismo no se gana fácilmente, pero tampoco se pierde fácilmente. Algo debe ocurrir para que se pierda la confianza en uno mismo, un traumatismo muy fuerte. O, un temor muy grande. Alumnos que han aprendido muy bien su lección fallan cuando deben rendir un examen por los temores que ese examen despierta.

Pero si con el ejercicio se alcanza a desarrollar una fuerte confianza en uno mismo, muy pocas cosas pueden atacar esa confianza.

Recuerden que en tareas de gran complejidad se depende casi en un 80% de nuestro inconsciente para un desempeño perfecto, por lo que cualquier cosa que pueda interferir en esos procesos interviene en un nivel en el que poco podemos hacer para contrarrestarlo. De ahí que ganarse una fuerte confianza en uno mismo sea esencial.

También es claro que no puede crearse confianza en uno mismo en forma artificial. Muchas veces se aconseja a las personas que confíen en sí mismos, como si eso dependiera de la voluntad.

La confianza que un gran especialista ha obtenido en sí mismo a lo largo del tiempo se la ganó a fuerza de triunfos repetidos que le crearon la convicción de que podía hacer lo que hacía habitualmente: alcanzar altos niveles de desempeño.

Pero el repetirse en forma autohipnótica que se podrá lograr algo no funciona verdaderamente si no se disponen de las destrezas adquiridas. La mentalización es esencial en el proceso, pero cuando se posee la destreza, pero sin la destreza y la ejercitación, la confianza no tiene efectividad.

Un maestro pintor se ganó su confianza luego de pintar 1000 cuadros. No antes.


5 comentarios:

  1. Anónimo1:45 a.m.

    Excelente Deth. Qué gusto volver a leer algo tuyo.

    Debes conocer este relato chino:

    "Chu’i el delineante trazaba circunferencias más perfectas a pulso que con la ayuda de un compás.

    Sus dedos creaban formas espontáneas salidas de la nada.

    Mientras tanto, su mente permanecía libre y despreocupada por lo que hacía.

    No necesitaba aplicarse, su mente era perfectamente simple y no conocía obstáculos.

    Por ello, cuando el calzado es cómodo, se olvida uno del pie; cuando el cinturón es cómodo, se olvida uno de la cintura; y cuando el corazón está apaciguado, se olvida uno de “a favor” y “en contra”.

    Si no hay impulsos, compulsiones, necesidades ni atracciones, entonces tus asuntos están bajo control.

    Entonces eres un hombre libre.

    Lo sencillo es lo adecuado.

    Empieza bien y será fácil.

    Continúa con sencillez y lo estarás haciendo bien.

    El camino adecuado para ir de una manera sencilla es olvidar que el camino es adecuado y olvidar que se hace con facilidad"


    Un abrazo.

    Fado.

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  2. Claro que lo conozco, Fado.

    Es así, sólo el Maestro es libre.

    Un abrazo

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  3. eso me recordo el concepto dasein

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