¿En qué consiste la profesión de escritor?

Si le preguntan a un amigo en qué consiste la profesión de escritor posiblemente les responda con una obviedad: un escritor es quien escribe. Pero inmediatamente pensarán que ustedes escriben por diversos motivos, por ejemplo en un chat para comunicarse, o en su trabajo al componer un informe o mandar mails. Escribir para registrar pensamientos o comunicarte con otros no te convierte en escritor. También hay que tener en cuenta que si hablamos de profesión hacemos referencia a un medio por el que se percibe alguna remuneración. El escritor se gana la vida a través de su escritura.

No pienso entrar en polémicas con los puristas del arte que creen que el arte verdadero es el que se lleva a cabo sólo por amor al arte. Una profesión es un medio de vida y aunque podemos encontrar amateurs talentosos que alcanzan algún tipo de reconocimiento público, la verdad es que el hecho de que se le pague a alguien por escribir implica que hay gente que quiere leerlo.

Para no desviar el punto de mira, la cuestión acá es el hecho de que haya un público numeroso que quiera leer lo que un escritor escribe, pero fundamentalmente por el valor estético del texto. Sin duda que el contenido es importante en la mayoría de los casos, pero lo que nos hace considerar a alguien como escritor es la estética a través de la cual nos comunica lo que quiere contarnos.

Lo reconocemos en la pintura,  la foto de una manzana no nos dice nada, como contenido no nos llama la atención, sin embargo, una pintura bien lograda sí puede hacerlo. No cualquier pintura, una pintura que nos revele algo, que nos afecte de alguna manera, que destaque algún aspecto oculto de la manzana como símbolo. Puede que nos revele al autor, su forma de ver.

¿Qué logro el artista con la pintura de la manzana? Logró que nos fijáramos en ella. ¿Les parece poco? Esa es la esencia del arte.

Sin duda que, con las nuevas tecnologías, han buscado información sobre algún tema y al llegar a un artículo lo consideraron muy denso o pesado, y luego de unas pocas líneas siguieron de largo abandonándolo. Quien escribió el texto expuso un tema, pero de forma poco atractiva. No basta con exponer un contenido por escrito para que alguien pueda ser considerado un escritor, es necesario que el texto esté compuesto de tal manera que nos atrape desde el título y que no podamos soltarlo hasta llegar al final.

Un texto que, para leerlo en su totalidad, requiera que nos debamos obligar a leerlo, no es un texto con valor literario. Aunque debo matizar un poco este punto. Todos habrán oído acerca de la distinción entre arte popular y arte culto o clásico. Esta distinción nos señala que existe un arte que requiere de la educación del gusto. Por ejemplo, la música clásica puede aburrir a quien no ha aprendido a apreciarla. La música popular, no es necesariamente de menor calidad, es una música compuesta para un cierto público más amplio. Estoy diciendo que cada obra artística está dirigida a un público determinado. Los escritores de cuentos infantiles componen sus cuentos tratando de interesar y enganchar a los niños.

Esta es la cuestión esencial a tener en cuenta en todo arte: un artista crea su obra tratando de INTERESAR a un público específico en ella.

Con esta aclaración cae por tierra la idea del arte por simple amor al arte, casi considerando que el artista crea para él, y si su obra es del gusto de alguien más, mejor, pero que no es necesario este hecho para descalificarlo como artista.

Tras estas consideraciones se esconde un principio ingenuo acerca del comportamiento humano, el principio expresa aproximadamente que el obrar desinteresado es el obrar más puro y elevado, por lo que cualquier intención espuria disminuiría el valor de la obra. Nadie actúa de forma desinteresada, menos en el arte, donde nos encontramos con las personas más narcisistas y que más buscan y necesitan del reconocimiento.

El artista necesita el reconocimiento y su arte se desarrolla en diálogo con su público, especialmente en la escritura.

Piensen en un contador oral de cuentos, se encuentra frente a su público y debe comenzar a contar el cuento. Primero establece algún tipo de rapport con éste, debe enganchar la atención y lo hará con algún dicho sorprendente, creará una expectativa, la gente querrá saber hacia dónde dirigirá su relato. Mientras va desarrollando la historia estará atento a la respuesta del público, y si nota que están muy interesados alargará los tiempos narrativos, si nota que comienzan a aburrirse acelerará el tiempo del relato para recuperar la atención. Depende de su público, se guía por éste durante el contar su cuento. Este proceso lo hace todo artista al crear. Sin embargo, hay diferencias entre el contador en tiempo real y el artista que compone solo su obra para luego entregarla a su público. Aquí es donde el profano confunde las cosas creyendo que el artista crea sólo para él. En estos casos el buen artista anticipa la respuesta de su público. Por ejemplo, el director de una película cuando llega el momento de la compaginación y edición, anticipa la respuesta de su público y edita en función de la respuesta que quiere obtener.

Un mal artista es aquel que se encuentra en la etapa autista de su carrera, etapa que se da al comienzo y donde crea sin anticipar la respuesta de su público. Posiblemente porque aún no ha entregado nada de valor que pueda haber sido criticado. Con las primeras críticas comenzará la relación real con su público y podrá anticipar las respuestas. Mientras mayor su capacidad de anticipación y control de las respuestas, mejor artista será.

Difícilmente podamos considerar artista a alguien que no cree su obra para un público determinado.

Volviendo al caso del escritor, quien desee dedicarse a la escritura deberá saber que todo arte consiste en INTERESAR, en su caso en enganchar la atención y crear el deseo de lectura. Si ustedes han llegado hasta este punto del texto, puede que haya cumplido mi propósito y que sea un escritor un poco bueno. Si abandonaron en las primeras líneas, como posiblemente haya ocurrido, quiere decir que no soy buen escritor.

Así que recuerden: todo escritor escribe para ser leído, por lo que conducirá su escritura para lograrlo.